Sandía amarilla, ¿conoces la variedad más fotogénica de esta fruta?

Cierto, no es ninguna novedad. Desde hace años se puede encontrar en muchos mercados y, según leemos, se cultiva principalmente en zonas de Salamanca. Pese a ello, hemos de reconocer que llegamos tarde porque hace unos días, en un mercado del norte de Portugal, tuvimos nuestro primer encuentro con una sandía amarilla.

Idéntica por fuera a las convencionales, la sorpresa está en el interior. A primera vista es como si una sandía y una piña hubieran decidido procrear -por decirlo de forma fina- y el resultado fuera esta llamativa variedad, de color amarillo intenso.

Pese a que por color y apariencia recuerda más a una mezcla de estas dos frutas, resulta que es más conocida como sandía-melón, aunque lo cierto es que su sabor no tiene nada que ver ni con melones, ni con piñas, ni con calabaza, otro de los presuntos padres de la criatura.

Y es que la sandía amarilla sabe -ojo, sorpresa- a sandía. Tiene menos pepitas y un toque ligeramente más dulce si nos empeñamos en buscar diferencias, pero estamos convencidos de que en una cata a ciegas sería realmente difícil de distinguir una de otra.

Sobre su origen hay versiones de lo más pintorescas, aunque la explicación real es bastante sencilla: la presencia de un pigmento vegetal (carotenoides) es el culpable de que el interior sea amarillo en vez de rojo. Ni siquiera se trata, por cierto, de una variedad o especie diferente a la sandía roja de toda la vida.

Por supuesto, no falta quienes le atribuyen todo tipo de propiedades entre lo saludable y lo milagroso. Aunque estas listas de beneficios siempre es mejor cogerlas con pinzas, los citados carotenoides son buenos para los ojos, mientras que hay estudios que aseguran que esta variedad tiene más citrulina, con lo que puede ser un buen vasodilatador natural.

En cualquier caso, lo mejor será aprovechar ahora que es temporada para hacer versiones amarillas de las clásicas recetas de sandía. Fresca tal cual, pero también en zumos, batidos, helados, ensalada… El éxito y la sorpresa en la mesa están asegurados.

Y es que una cosa está clara: estamos ante una variedad tan fotogénica que nos sorprende que los instagramers de turno no hayan decidido incorporarla a sus coloridas composiciones. ¿Será que creen que es transgénica y eso no queda cuqui?