‘Ugly Delicious 2’ o cuando escuchar a cocineros hablar de conciliación familiar es noticia

Dice una buena amiga que la mayoría de medios solo se acuerdan -nos acordamos- de las gastrónomas cuando llega el 8M. Y con razón. Aunque la reivindicación y visibilización de la mujer en todos los ámbitos de la cocina ha ido ganando protagonismo, sigue siendo una asignatura pendiente en el día a día de la agenda informativa, de las ferias, premios, debates…

¿Te resulta cansino el tema? ¿Eres de los que en cuanto oye hablar de machismo sacas eso de las cuotas o lo de que “si no salen será porque hay menos mujeres”? Prueba de que, efectivamente, hay que seguir hablando y mucho de todo esto.

Mientras tanto, cosas que deberían resultar normales son casi exóticas. Y necesarias. Eso pensábamos el otro día al estrenar la segunda temporada de Ugly Delicious, la estupenda serie documental de Netflix en la que el chef David Chang recorre medio mundo para abordar temas como la pizza o la barbacoa desde una perspectiva global y algún que otro toque cultural.

Al menos así eran los 8 episodios de la primera temporada, porque la segunda -slo 4 episodios- arranca con un capítulo diferente y de lo más interesante: menú infantil.

Aunque podría parecerlo, no se centra tanto en la alimentación de los más pequeños o en los problemas en algunos países con la comida de los colegios -eso daría para una película de terror casi-, sino que Chang, mientras espera su primer hijo, aborda el tema de la conciliación entre la vida familiar y el mundo de la cocina.

Y para hacerlo, no solo va haciéndose preguntas en primera persona sobre cómo cambiará su vida y su visión del trabajo -hasta ahora el trabajo y sus restaurantes eran lo primero, reconoce-, sino que también habla sobre el tema con diferentes cocineras y cocineros.

Y es en ese masculino donde, desgraciadamente, está la novedad y la noticia. La conciliación familiar siempre tiende a conjugarse en femenino, dando por hecho que van a ser ellas las de los malabarismos para conciliar, ajustar horarios, médicos, guarderías, rutinas y trabajo.

La realidad confirma que, efectivamente, así sigue siendo en la mayoría de los casos. Es a ellas a quienes preguntan si tienen hijos o si planean tenerlos, asumiendo que es cosa de ellas.

Y en un sector donde los horarios tienden a ser de todo menos racionales o aptos para la conciliación, familia y cocina resulta un combo complicado en el que se asume que detrás de ellos, grandes hombres con sus estrellas, habrá una mujer que lleva la carga familiar.

Por eso resulta tan sano escucharles también a ellos hablar del tema. En algunos casos explicando cómo se las han apañado, en otros asumiendo que veían a sus hijos solo algunas horas al día porque ellos estaban al 100% dedicados a sus carreras.

¿Lo peor? Estar viéndolo y asumir que, en años de entrevistas y charlas con cocineros, este nunca ha sido un tema habitual o que, en todo caso, solo ha salido hablando con ellas.

¿Por qué nunca les preguntamos a ellos cómo lo hacen para estar tantas horas en el restaurante o en la tele o en las ferias y cuidar de sus hijos? ¿Por qué se habla de proyectos, filosofía gastronómica o creatividad pero no de conciliación o paternidad?

Señal de que, efectivamente, queda mucho por hacer, más allá de acordarnos de estas cosas cada 8 de marzo.