¿Qué fue primero, la chocolatina Crunch o el turrón de Suchard? Dice la historia que el original es el primero, de 1937. El turrón vendría a ser la copia. Los dos tienen como base el chocolate con leche y el arroz inflado le da el particular crujido. Uno se presenta en formato chocolatina y el otro casi exclusivamente se consume en Navidad, pero los dos productos gozan de gran popularidad.
Dado que en realidad son muy simples, ¿por qué no adaptarlos a nuestros gustos y crear chocolate crujiente en casa? Eso mismo hemos pensado nosotros, así que con un cargamento de chocolate para fundir y una bolsa de arroz inflado (en versión cereales de desayuno) nos hemos liado a hacer experimentos. Porque el chocolate con leche está muy bien para los pequeños de la casa, pero algunos preferimos el sabor más intenso del chocolate negro e incluso hay fanses del chocolate blanco, aunque algún purista pueda decir que no es chocolate.
Además, no olvidemos que hacernos nuestras propias chocolatinas o el turrón de chocolate en casa es una buena opción para ahorrar y, de paso, ofrecer a familia e invitados algo diferente. Que se note nuestra alma cocinillas hasta en el postre.
En este caso hemos creado dos versiones con chocolate negro y dos con chocolate blanco. Por supuesto son una pequeñísima parte de las variaciones posibles. Son sólo algunas ideas que pueden servir de trampolín para los gustos de cada uno.
Ingredientes:
- 250 gr. de chocolate negro – en este caso con un 52% de cacao –
- 180 gr. de chocolate blanco para fundir
- 40 gr. de arroz inflado
- Una vaina de cardamomo
- Un chorro de patxaran
- Ralladura de limón
- Un tercio de vaina de vainilla
Preparación:
Con estos ingredientes salen 4 medias tabletas hermosas, aproximadamente. Para hacer turrón para toda la familia tan solo hay que multiplicar. En el caso del arroz la cantidad es aproximada, y en cuanto vayamos incorporando veremos si necesita más o menos.
Lo primero es fundir el chocolate. Hay dos modos de hacerlo, el tradicional al baño maría o bien en microondas. Los dos métodos son igual de fáciles y de prácticos. Nosotros preferimos el baño maría porque ofrece un mejor control y no vamos abriendo y cerrando el microondas continuamente.
Para ello ponemos algo de agua en un cazo al fuego y encima un bol donde echamos el chocolate. Vamos removiendo hasta que esté fundido o casi fundido. Si queda algún trozo, con el calor residual se termina de hacer. Es muy importante que el agua no toque directamente la base del bol y sobre todo que no entre nada de agua en el chocolate.
Una vez fundido el chocolate negro, reservamos la mitad. En esta mitad añadimos un chorro – al gusto – de patxaran. Una vez bien mezclado añadimos un par de puñados de arroz inflado y mezclamos bien. Lo extendemos sobre un papel film con el grosor deseado y dejamos enfriar. Nosotros hemos utilizado patxaran pero sirve cualquier licor que tengamos y que nos guste: ron, coñac, orujo… Este es el turrón en versión placer adulto.
Para el turrón especiado hemos utilizado cardamomo (sí, estamos algo pesados con esta especia). Sacamos las semillas negras de la vaina y las molemos bien para echar una pizca pequeña en el resto de chocolate negro. Después seguimos con el procedimiento habitual. La variedad de especias que podemos mezclar con el chocolate negro es infinita, desde la clásica canela a pimienta, porque aunque no lo parezca el picante y el chocolate ligan muy bien.
Vamos con el chocolate blanco. En este caso, al fundirlo debemos extremar las precauciones ya que es mucho más delicado que el chocolate negro. Por eso, es aún más recomendable fundirlo al baño maría y no quitarle el ojo de encima no vaya a ser que se nos queme.
Con el blanco hemos ideado dos versiones. La primera es un turrón de chocolate blanco con cítricos. Para ello hemos mezclado la mitad del chocolate blanco con una cucharadita de ralladura muy fina de limón. Podríamos haber escogido naranja, mandarina o algún cítrico oriental como el yuzu, tan de moda últimamente. Después, mezclamos con el arroz inflado, estiramos encima de papel film y dejamos enfriar.
La segunda versión es con vainilla fresca. Para ello cortamos una parte de la vaina de vainilla. Con un cuchillo abrimos con cuidado y sacamos las pequeñas semillas negras del interior. Mezclamos con el chocolate y bien, a estas horas ya nos conocemos el procedimiento de memoria.
Hay que decir que, aunque nuestra fuente de inspiración era el chocolate con arroz inflado, podemos utilizar otros rellenos como otro tipo de cereales o frutos secos picados. Con esto el abanico de posibilidades es inacabable. Así que ya sabéis, manos a la obra.