
Para muchos, el comienzo de los días con algo más de sol y calor significa que empieza la temporada de ensaladas. A otros, sólo escuchar esa palabra les produce un gran bostezo. Pero las ensaladas no tienen por qué ser aburridas, sosas o repetitivas, como ocurre tantas veces.
Una idea que muchos profetas de las ensaladas llevan años intentando inculcar, pero que David Bez está consiguiendo que realmente triunfe. Primero desde su blog SaladPride, y ahora gracias a su libro Salad Love, editado recientemente en castellano y convertido en un auténtico éxito en los últimos meses. No lo decimos sólo nosotros, basta darse una vuelta por cualquier librería para verlo por todas partes.
La relación de Bez con las ensaladas es, sin duda, muy intensa. Un amor que, según nos cuenta él mismo, surgió ante esa terrible duda que a muchos aterra cada noche: ¿Qué me llevo mañana al trabajo para comer? Él decidió que la respuesta fuera siempre la misma -una ensalada, claro- pero sin repetirse ningún día durante muchos meses.
Así que, desde hace casi tres años, ha ido ideando ensaladas diferentes para cada época del año. Sencillas, fáciles de hacer -él las prepara en su mesa de trabajo en la oficina- y suficientemente atractivas como para que entren ganas de hincarles el diente.
De las más de 1.000 ensaladas que ha preparado Bez en todo este tiempo, 240 aparecen recogidas en este libro. Platos llenos de variedad y color, capaces de convencer a los más escépticos con las ensaladas y, además, muy fáciles de preparar.
Pero ¿no es deprimente comer ensalada y encima en la oficina? Nada de eso, nos responde. Además, asegura que nunca se había sentido tan bien y con tantas energías. Lo de convertir la mesa de la oficina en una cocina improvisada (sólo necesitas un cuchillo, una tabla, un pelador y un poco de organización, nos asegura) es opcional, pero no lo de probar algunas de sus más de 200 recetas.
O crear la nuestra propia, porque «la curiosidad y la gana de probar ingredientes y combinaciones» es el mejor secreto para enamorarse de este plato. Y el colorido, claro. En este sentido reconoce que hay que dejarse llevar no sólo por el sabor, sino también por el aspecto del plato, para que resulte realmente apetecible.

¿Los trucos? Pocos ingredientes. Aunque suene raro, según Bez «cuantos menos productos usaba, mejor era la ensalada». Así que basta de ensaladas con demasiadas cosas, en las que es casi imposible identificar los ingredientes, y que acaban sabiendo parecido a cualquier otra ensalada. De hecho, en su recetario, la mayoría están compuestas de sólo tres ingredientes principales, más algún aderezo y condimento.
Igual que en cualquier otra receta, tener en cuenta la temporada en la que estamos también es importante. Para entendernos: hacer una ensalada con melocotones en diciembre o guisantes frescos en septiembre no tiene ningún sentido. Aprovechar los productos de cada momento -por precio y sabor- es una obviedad, pero no está demás tenerlo presente a la hora de ponernos a hacer una ensalada.

El sistema de David Bez para crear sus ensaladas es realmente estupendo, dividiendo el plato en varios elementos para que sea mucho más fácil crear decenas de combinaciones. Empezando por la base, desde la lechuga, canónigos, espinacas, berros, cereales, láminas de calabacín o zanahoria…
Otro ingrediente que muchas veces ignoramos en las ensaladas y que puede dar mucho juego, además de la verdura (tomates, judías, pimiento, champiñones…), es la fruta. Manzana, mango, aguacate, ciruelas… ¿Verdad que se va animando la ensalada?
Si el plan es convertir la ensalada en un plato único y no en un mero acompañamiento, no es mala idea añadirle una proteína. Puede ser la pasta o el arroz de base, pero también unas legumbres, algo de embutido, pollo que ya tengamos hecho a la plancha…

Otra idea que propone Salad Love, y que muchas veces olvidamos, es el uso de hierbas y frutos secos. Un poco de albahaca, menta, cebollino o cilantro, y unas semillas de sésamo, pipas o pistachos, pueden convertir una ensalada aburrida en un auténtico festival.
Pero tal vez la clave para rematar una ensalada y convertirla en un plato capaz de seducir a todo el mundo -incluso a esos que reniegan de ellas- es el aderezo. Salad Love propone nada menos que 24 ideas, desde las vinagretas más clásicas hasta toda clase de variantes de pesto y algunas salsas más cremosas. ¿Por qué no usar wasabi y salsa de soja para aderezo? ¿Y hummus o una olivada? Hay que probarlo.

Elegir una ensalada favorita ante este despliegue de ingredientes, recetas y colores parece imposible. Pero David Bez nos recomienda dos: la de berenjenas asadas, garbanzos y granada -suena genial-, y la de alubias calabacín y pesto. Por cierto, los vegetarianos y veganos pueden estar tranquilas porque aquellas que incluyen ingredientes no aptos para ellos se presentan siempre con una alternativa usando otros productos.
Así que convertidos ya en unos masters ensaladeros, ahora el problema será nuestra reacción cuando en el próximo menú del día nos claven una triste ensalada con lechuga iceberg y tomate de corcho. Recomendarles amablemente que echen un vistazo a Salad Love puede ser un buen consejo.
Yo todas las noches ceno la misma ensalada: cogollo con pepino y tomates cherri, aderezada con una cucharada de aceite de oliva, ajo molido y vinagre corriente y no me canso, llevo así dos años y cada día me gusta más.
No obstante estas tienen muy buena pinta, pero donde haya un cogollo……
Para rematar mis ensaladas yo le añado algunas flores comestibles y, cuando tengo invitados ¡se quedan alucinados!
Me has dado muchísimas ideas. Coincido en la idea de que cuanto menos ingredientes tengan estas ensaladas mucho mejor. Eso sí, que los pocos ingredientes que tenga, tengan sentido y sean potentes. Estamos acostumbrados a echarles de todo y al final estas ensaladas terminan siendo de todo menos ensalada.