Para algunos, intentar cocinar un chuletón en casa es sencillamente imposible. Otros se conforman con algún que otro apaño en la plancha. Pero en lo que coincide la mayoría es que nada puede igualar a una buena brasa a la hora de cocinar carne.
Así que, quienes no tenemos a mano una barbacoa, solemos entrar en verano en un periodo complicado cuando entra el antojo de alguna carne a la brasa. O pescado o verduras, que esto no va solo de carnívoros.
De ahí que como buenos vascos, y tras haber tenido la suerte de poder probar en nuestra vida unos cuantos muy buenos txuletones -tenemos que escribirlo así-, al oír hablar por primera vez de un horno doméstico con una función específica para cocinarlo se dispararan todas nuestras alarmas.
Es verdad que en Estados Unidos se estila bastante lo de cocinar este tipo de cortes de carne al horno tras sellarlas en plancha. Pero por aquí no es habitual, y hay una separación muy clara entre asar al horno y cocinar a la parrilla o brasa.
Al menos hasta ahora. O eso es lo que aseguran en Teka con su SteakMaster, un horno que, como su propio nombre permite adivinar, está pensado para ser una especie de barbacoa casera en la que cocinar carne a la brasa. Para ello cuenta con dos herramientas únicas: un grill capaz de alcanzar los 700 grados y una plancha de hierro forjado sobre la que se cocinará la carne en cuestión de minutos.

La verdad es que la teoría y los vídeos oficiales son, como siempre, muy prometedores y los resultados apetecibles. Pero, ¿y la realidad? Hemos tenido ocasión de verlo en acción y cocinar nosotros mismo un chuletón en él para comprobar qué tal.
La técnica es de sobra conocida: buena carne, atemperada antes de cocinarla y temperaturas muy altas durante poco tiempo. Lo de la calidad del producto queda en manos de cada uno, pero el resto del proceso es muy sencillo y guiado paso a paso en pantalla. Hay que elegir el grosor de la carne, el punto deseado entre tres ofrecidos y listo.
El atemperado dura 20 minutos, en los que la carne está a 40 grados. Evidentemente, si ya está a temperatura ambiente -ojo con estas cosas en verano que los expertos en seguridad alimentaria nos tiran de las orejas-, nos lo podemos saltar con el modo manual.
Tras este paso hay que sacar la carne (la plancha de hierro se queda dentro) para que empiece el precalentamiento serio hasta alcanzar los 700 grados con el grill especial superior. Tarda 15 minutos. Cuando está listo, con guantes (incluidos) y mucho cuidado, se deposita la carne en la plancha y, cuando avisa (5 minutos), se da la vuelta otros 3 minutos. Y listo.
¿Sencillo? Mucho. No tiene más misterio de lo que hemos explicado y el resultado es muy bueno. Cierto, no como una parrilla con su carbón y tal, pero mucho mejor que lo que vamos a conseguir en una sarten o plancha en casa.
El dorado exterior es perfecto y por dentro la carne queda jugosa, aunque es verdad que los puntos son un poco más pasados de lo que nos gustaría: el medio es ya bien hecho y el poco les parecerá demasiado a los que quieren la carne bien roja. Cuestión de ajustar tiempos y grosores hasta, como ocurre con cualquier parrilla, cogerle el punto.
Entre los puntos negativos, la verdad es que se genera humo en el cocinado, aunque poniendo una bandeja en la zona inferior con agua para ir recogiendo la grasa la cosa mejora bastante.
La altísima temperatura y la proximidad de la carne y la grasa provoca pequeñas llamas en el interior -todo controlado-, y al abrir la puerta del horno para dar la vuelta o sacar el chuletón nuestra cocina parecerá un pequeño asador.
Nada grave pero sí a tener en cuenta cuando nos ponemos a ello. Limpiar la pesada parrilla de hierro no es complicado, pero también tiene su aquel. Y ojo también a los tiempos, porque si sumamos el proceso completo (20 de atemperado, 15 de precalentado y otros 5 minutos de cocina ) estamos en unos 40 minutos de preparación.
Por supuesto, si tenemos más de una pieza de carne, solo necesitamos la última parte del proceso, con lo que merece la pena aprovechar toda esa potencia de calor para hacer unas cuantas rondas de chuletones.
Aunque el chuletón es el plato estrella, la función SteakMaster cuenta con programas predefinidos para más recetas a la brasa, desde un filet mignon o un solomillo, a un magret de pato. ¿Y pescado? También, aunque pensado para cortes gruesos (salmón, atún…) y de tamaño ajustado a la parte central de la plancha, así que la idea del rodaballo parece no encajar muy bien.
¿Pero tiene sentido un horno pensado solo para esto? En realidad, además de esta función SteakMaster (la más novedosa y, que nosotros sepamos, única al menos en el mercado doméstico y gama de precios sobre los 800-1000 euros) el horno cuenta con las habituales de uno convencional: calor arriba y abajo, ventilador, hasta 250 grados de temperatura, limpieza pirolítica…
También dispone de una veintena de programas automáticos, perfectos para quienes siempre se lían con eso de si es mejor usar o no el ventilador o qué recetas requieren calor arriba, abajo o las dos. A través de la pantalla basta elegir lo que se está cocinando (una tarta de fruta, un pollo asado, pan, pizza…), el peso y listo.
Es verdad que lo de la terraza y la barbacoa sigue siendo insuperable, sobre todo si combinamos ambos elementos. Pero hay que reconocer que, pese a nuestras reticencias iniciales, este nuevo horno consigue un chuletón excelente sin tener que salir de nuestra cocina.