Es muy probable que este vino les resulte familiar, porque es un clásico de los supermercados. De hecho, es posible que más de uno lo haya probado, o que incluso sea consumidor habitual. Pero seguro que pocos saben que este blanco de las bodegas Antonio Barbadillo presume de ser el vino blanco más vendido de España.
¿Sorprendidos? Nosotros, y seguramente muchos, habríamos apostado por otros blancos y por otras denominaciones de origen: un Penedès, un Rueda (verdejo) o un Albariño. Todos estos tienen la fama, pero la lana la carda este vino de la Tierra de Cádiz.
Es cierto que ser el más vendido no es garantía de nada (McDonalds vende más hamburguesas que nadie). Además el Castillo San Diego se encuentra en casi todas las grandes superficies y su precio ronda los 3,5 euros. Es por tanto accesible y económico, lo que facilita las ventas.
Pero además de todo esto, lo mejor es que se trata de un vino que tiene una relación calidad-precio muy interesante. Es un monovarietal de Palomino Fino, más conocido como jerez y que, por cierto, también es la base del parkerizado Rua. Esta variedad que ocupa el 95% de los viñedos en Jerez y alrededores, se utiliza básicamente para finos, olorosos y amontillados y en algunos blancos como este.
Es un vino joven de aromas frescos. La variedad palomino se nota en la boca, con un sabor que nos remite en seguida a los conocidos vinos de jerez. Es fresco con un toque salino y un final algo amargo. En la mesa funciona muy bien con pescadito, marisco y otros frutos del mar. Al más puro estilo del sur.
Si el Borsao Garnacha Mítica es nuestro tinto asequible -muy asequible- de cabecera, este Castillo San Diego es un buen candidato a este puesto entre los blancos.