Así se fabrica una barrica de vino

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La uva, el terreno, la climatología y el momento de la vendimia, el ensamblajes de las distintas variedades… La lista de variables a tener en cuenta cuando se habla de la calidad de un vino es muy amplia, pero seguramente la barrica no es lo primero que se nos viene a la cabeza. Sí el envejecimiento del vino y el paso por barrica, claro, pero no el papel que la madera usada o el proceso de fabricación del tonel pueden acabar teniendo en el resultado final.

Así que aprovechando la presentación del nuevo Azpilicueta Selección Barricas -que, evidentemente, da el merecido protagonismo a este elemento-, hemos estado en La Rioja descubriendo todo lo que hay detrás de los toneles de madera que siempre forman parte del paisaje habitual de una bodega.

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De entrada, dos datos que tal vez ayuden a situar un poco su volumen e importancia: con 1,3 millones de barricas usada al año, La Rioja es una de las zonas del mundo con mayor demanda de estos toneles. Hay que tener en cuenta que su elaboración es totalmente artesanal y el coste elevado, con precios entre los 350 y 600 euros por pieza, dependiendo de la madera utilizada.

Aunque se han realizado pruebas con maderas como la acacia para blancos -nos cuenta Elena Adell, enóloga de Azpilicueta- en la inmensa mayoría de los casos se usa roble americano o francés. ¿Influye el tipo de madera en el vino? Por supuesto. No sólo eso sino que incluso el bosque de donde proviene el árbol también puede dar diferentes matices al vino a través de la barrica.

Tampoco es lo mismo una barrica recién estrenada -con una potencia de aromas de madera mucho más intensa- que una que se ha estado usando durante años, y cuyo aporte al vino será mucho más sutil. Exactamente lo mismo ocurre con el tostado de la barrica, cuya intensidad también acabará trasladándose a la copa.

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Elena Adell revisando las barricas. Abajo, proceso de tostado de los toneles

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¿Simple teoría o matices reservados para catadores expertos? Aunque evidentemente la labor para reconocer y jugar con todos estos matices y factores es muy compleja, en un sencillo taller de ensamblaje de vino -juntar variedades diferentes para obtener un vino final- es fácil comprobar como estos elementos sí se aprecian en el sabor y olor de cada vino.

Pero volviendo a las barricas, en la tonelería Gangutia de la localidad riojana de Cenicero pudimos seguir todo el proceso de elaboración, desde que la madera es recibida hasta que, tras nada menos que dos años de secado al aire libre, comienza la elaboración del tonel. Un proceso totalmente artesanal de lijado y preparación de las duelas, montaje, tostado, cierre, prueba de estanqueidad…

En el caso del nuevo Azpilicueta Selección Barricas, se trata de una edición limitada (167 barricas) realizada a partir de uva 100% tempranillo envejecida durante 18 meses en barricas de roble francés y 6 meses en botella. Precisamente aquí las barricas juegan un papel fundamental, puesto que ha sido la enóloga la encargada de seleccionar la madera usada (bosques de Hallate, Vacheresse y Jubiles) y los toneles para este vino tan especial, cuyo precio en el mercado, por cierto, será de menos de 10 euros.

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