Pimientos rojos asados al horno rellenos de carne picada y acompañados de arroz blanco. Un plato de lo más sencillo que de vez en cuando se animaba a hacer mi madre y que durante muchos años ocupó el primer puesto en mi particular lista de comidas favoritas.
El caso es que el otro día se aliaron para despertar la nostalgia culinaria una lata de pimientos verdes del piquillo pidiendo guerra en la despensa y unos restos de carrilleras al vino aburridas en la nevera. El resultado fue esta especie de reinvención de aquel plato, pero en plan sofisticado. Al menos en el nombre, porque en realidad no solo es muy sencillo de hacer, sino que los pimientos rellenos siempre arrastran ese punto de viejunez que anula cualquier pretensión glamurosa.
Ingredientes
- Pimientos del piquillo
- Carrilleras (o cualquier otra carne)
- Trigo
Para la salsa
- 2 cebollas
- 1 nabo
- 4 zanahorias
- 1 pimiento verde
- Aceite de oliva, sal y pimienta
Preparación
Nosotros hemos utilizado unos pimientos del piquillo verdes -de marca Belarra, para más señas- que descubrimos hace unos meses en una tienda de Bilbao y nos hicieron gracia. Lo cierto es que el color tiene su aquel, pero el sabor no es tan potente como el de los rojos. Ni que decir tiene que podemos usar indistintamente unos u otros y que cuánto más buenos sean, mejor quedará la receta.
El tamaño de los pimientos determinará las cantidades de ingredientes, así que no nos hemos atrevido a poner cifras exactas. La buena noticia es que si sobra de cualquiera de los elementos que componen la receta (el relleno o la salsa) son perfectamente aprovechable para cualquier otra cosa. Para 12 pimientos de tamaño medio-pequeño hemos utilizado un par de carrileras y unos 150 gramos de trigo, y ha sobrado.
Para el relleno hemos usado unos restos de carrilleras al vino. Si alguien se anima a prepararlas expresamente para esta receta, alabamos su valor. De hecho sólo hacen falta unas buenas carrilleras de cerdo o ternera (nosotros usamos de cerdo), un vino tinto decente y 3 o 4 horas libres si lo hacemos en cazuela. En nuestro caso habíamos rescatado un par de carrilleras de la última vez, así que ahora sólo hay que deshilacharlas y mezclarlas con los restos de salsa bien densa que también teníamos guardados. El resultado es algo así como una ropa vieja.
El trigo, si es de cocción rápida, en unos 10 minutos estará listo. Tampoco pasa nada si usamos arroz o cualquier otro cereal. Con bulgur o quinoa también puede quedar muy rico. Una vez cocido lo mezclamos con la carne desmenuzada y su salsa. Ya tenemos listo el relleno, así que con una cucharilla -o con las manos cuando no nos vea nadie- vamos preparando los pimientos.
La salsa tampoco tiene ningún misterio. Hemos optado por una de cebolla y zanahoria de toda la vida, que a las carnes siempre les sienta bien. En plan innovador, aplicamos un par de ideas aprendidas con el gran Robin Food que seguramente son de preescolar de cocina pero que nosotros -pobres diablos- desconocíamos: usar nabo para dar textura a la salsa y sofreir las verduras hasta dorarlas muy bien -que se peguen casi- para que la salsa quede más oscura.
Lo dicho: todas las verduras bien picadas y rehogadas con un chorro de aceite de oliva en la cazuela. Cuando esté bien doradas, un poco de agua sin llegar a cubrir y unos 15-20 minutos de cocción. Trituramos y ya tenemos una salsa estupenda para acompañar los pimientos.
Barra de pan cerca para que no quede nada, y a la mesa.
Nunca he rellenado los pimientos con trigo, qué curioso…. tiene que estar muy rico ^^
Queda muy bueno! Anímate a probarlo 😉