Delivery es posiblemente una de las palabras más repetidas este 2020 en el mundo de la gastronomía. En algunos casos ha sido algo casi improvisado, para salir del paso entre tanto cierre, confinamiento y malas noticias. Pero en otros casos, la dichosa pandemia parece haber sido el empujón que hacía falta para poner en marcha un plan mucho más ambicioso.
Y si hay un cocinero que parece tener las ideas muy claras en este terreno ese es Dani García. La decisión de cerrar su tres Estrellas Michelin poco después de conseguirlas y apostar por un modelo de negocio más diversificado, accesible y fácil de replicar por todo el mundo le ha llevado a crear el delivery gastronómico con nombre propio más potente del país.
Se llama La Gran Familia Mediterránea, está operativo ya en en Madrid, Barcelona y Marbella, e integra una oferta que comprende nada menos que 8 especialidades.
Algo así como 7 restaurantes y una coctelería bajo un mismo proyecto. Y de la mano de Just Eat, que se encarga del reparto «cumpliendo la legislación laboral». No lo decimos nosotros, que también, lo recordaron los impulsores de este proyecto durante su presentación oficial hace ya algunas semanas.
Así que, aprovechando su reciente estreno en Barcelona, hemos querido probar en primera persona cómo es esto de poder tener en casa algunos de los platos más populares de los restaurantes de Dani García. Sí, los riquísimos brioches de rabo de toro están en la carta y, además, se sirven de dos en dos y con su salsa bull, así que una gran idea y por partida doble.
Y no, aunque algunos siguen relacionando a Dani García con la alta cocina, la oferta de La Gran Familia Mediterránea es una revisión de calidad de la comida rápida más habitual para pedir a domicilio (hay pizzas, sushi, hamburguesas…) y combinada con platos de mayor identidad, como los brioches, una ensaladilla rusa muy rica, croquetas o un costillar de cerdo a la barbacoa.
Hay platos de Leña, de BiBo y de Lobito de Mar. Hay tortilla de patata y gazpacho. Y patatas aliñadas. Y crepes y helados de postre. Y un diseño y packaging -imposible no pensar en Cañota, un clásico del tapeo de Barcelona con una imagen muy simpática- que certifican que todo está muy bien pensado.
Sí, nosotros también nos hemos preguntado en voz alta cuánto costará cada una de las cajas diseñadas para transportar los brioches o la qua lleva en su interior una tira de croquetas. Y cómo salen las cuentas a 11 euros los primeros y 8 los segundos. Porque sí, en general los precios son muy contenidos, con un ticket medio de unos 20 euros.
¿Y qué hace Dani García vendiendo pizzas o hamburguesas o sushi?, se preguntarán algunos. En realidad, la gran mayoría de los platos ya se sirven en algunos de los restaurantes del grupo, así que solo ha sido cuestión de adaptarlos para el servicio a domicilio.
Y sobre la oferta tan amplia y variada, es parte del plan: poder pedir en un mismo sitio comida muy diferente para que toda la familia esté contenta, desde el que quiere un bocadillo -también hay unos cuantos- hasta el que apuesta por unos noodles de pollo. Que, por cierto, fue el plato que menos nos convenció de todos los probados.
Buenos precios, una gama muy amplia para contentar a todos, packaging y entrega perfecta, y una calidad general más que notable en los platos. Justo lo que se espera de un delivery que ha llegado para quedarse.