A los argumentos habituales para pasar unos días por Galicia (gastronomía, paisaje…), en esta época siempre se le suma otro: huir del calor y tomar rumbo al norte. Eso es lo que hicimos hace unas semanas, en una breve escapada de fin de semana a Santiago de Compostela en la que, por supuesto, aprovechamos para elaborar nuestro propio mapa gastronómico de la zona, recurriendo a los consejos de quienes la conocen bien.
Invitados por A Quinta da Auga, aunque la tentación de no salir de esta antigua fábrica de papel del siglo XVIII reconvertida a hotel y aprovechar el fin de semana para descansar, relajarse en su SPA o pasear por su inmenso jardín junto al río Sar es fuerte, lo cierto es que en pocos minutos nos podemos plantar desde allí en el centro de Santiago.
De hecho, este Relais & Chateaux se ha convertido en uno de los más deseados de la ciudad. A la hospitalidad del lugar se le une también la oferta gastronómica de Filigrana. El chef Federico López es el responsable del restaurante del hotel, donde se conjuga la cocina tradicional y el extraordinario producto local con toques más modernos. Pero sin perder de vista en ningún momento que estamos en Galicia, y aquí no tener la vista siempre puesta en el mercado sería, si cabe, más imperdonable que nunca.
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Hablando de mercado, si hay una visita imprescindible para los que se acerquen a Santiago a comer rico y disfrutar de su gastronomía es el mercado de Abastos. El lugar perfecto para reconciliarse con los mercados tradicionales en los que la gente compra. Algunos productores locales venden alrededor, y pasear por los puestos de pescado y marisco -y degustar unas ostras allí mismo- es una delicia.
Allí mismo, Abastos 2.0 hace ya tiempo que se ha convertido en uno de los lugares de visita obligada de la ciudad. Ya sea para tomar algo tras hacer la compra -la tapa de empanada es para quedarse a vivir allí-, picar en la taberna o pedir mesa en el Ghalpón.
Como ocurre siempre en estas visitas relámpago en las que la lista de cosas por hacer es más larga que la de objetivos cumplidos, lo mejor es fiarse de quienes saben. Gracias a los consejos tenemos, para próximas escapadas, una lista de restaurantes que merecen una visita, en la que figuran nombres como Casa Marcelo, A Horta do Obradoiro y A Maceta.
Un auténtico trío de ases para quienes quieran ir más allá del tapeo tradicional que, por otra parte, también es muy recomendable. Aunque en la popular y abarrotada calle Franco siempre es un reto -como en toda las ciudades- separar a quienes lo siguen haciendo bien de quienes se han convertido en locales para turistas de paso, seguimos de nuevo al pie de la letra nuestra lista de recomendaciones.
No te puedes perder O Gato Negro, nos insisten. Una auténtica institución donde darle al marisco, la empanada y los percebes -la veterana báscula pesa perfectamente, bromea el dueño-, y tomar ribeiro, demasiado peleón, en las tradicionales cuncas de viño. Ambiente curioso de turistas y locales que merece una visita.
Muy cerca, A Orella ofrece lo que promete: unas tapas estupendas de oreja de cerdo con, ahora sí, una selección de vinos gallegos mucho más apetecible, una vez que ya hemos cumplido con la foto de la cunca.
La tortilla de Fonseca crea disparidad de opiniones, aunque parece haber más acuerdo sobre los tigres de El Trafalgar. Nos gusta esa idea de bares especializados en un plato, en los que sabes antes de entrar lo que toca pedir. De hecho -nos chivan- en algunos, mejor no salirse de la especialidad.
Nos hablan por allí de un peregrinaje alternativo al oficial y bautizado como «Paris-Dakar» en honor a los bares situados en los extremos de la Rua do Franco. ¿En qué consiste este otro Camino de Santiago? Efectivamente, en recorrer todos los bares. Lástima que no hubiera tiempo para demostrar nuestra fe en estos menesteres.
¿Postre? Pues nos vamos a saltar la tarta de Santiago para pasar directamente al licor de café en un café en el que -nos aseguran- sirven uno de los mejores de la ciudad: El Muelle. Uno de esos lugares con encanto en los que pasar un buen rato, alargar la sobremesa o desayunar. Por cierto, los más observadores encontrarán una foto tachada del mismísimo Pedro Almodovar. Sólo hay que preguntar para que te cuenten la historia completa.
¿Nos hemos dejado alguno? Seguro, así que cuéntanos en los comentarios cuáles son tus preferidos de Santiago para poder acabar de completar el mapa.