StreetXO, cocina callejera de altos vuelos

Descubrir a estas alturas StreetXO es como ponerse ahora a hablar de la moda de los gin tonics: llegamos tarde. Porque, aunque en provincias puede que todavía quede algún despistado que no lo conoce, desde hace ya muchos meses este restaurante con aires callejeros regentado por David Muñoz es uno los lugares de moda en Madrid.

Situado en lo alto de El Corte Inglés de Callao, StreetXO es una de las estrellas de Gourmet Experience, una zona con nombre pretencioso, una oferta gastronómica interesante, precios tirando a alto y, eso sí, unas vistas sobre la Gran Vía y el edificio Carrión -el de Schweppes, era por hacernos los listos- que merecen una foto. Otra más.

Así que aprovechando nuestra penúltima visita a tierras madrileñas, pasarse por StreetXO era casi obligatorio. Martes, dos del mediodía, bastante ambiente pero nos hacemos con un sitio en la barra. ¿En la barra? Sí, y con mantel de papel, esa es la idea.

El hermano pequeño de DiverXO (dos estrellas Michelin) busca precisamente ese toque informal de la cocina callejera y de furgoneta, muy habitual en otros países pero que todavía no ha llegado por aquí. Avisados están quienes sean de comer sentados, con café y sobremesa… aunque esta segunda parte se puede solventar en algún otro de los locales de esta zona.

Con raciones que van de los 7 a los 15 euros aproximadamente y una carta con un ritmo de actualización bastante alto, la factura media andará sobre los 25 euros si no hay excesos en la bebida ni nos empeñamos en probar todos los platos de la carta. Posiblemente esa es la parte más difícil, porque la cocina vista y los sugerentes nombres de la lista invitan a quererlo todo.

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Para estrenarnos, y bien asesorados por dos amigos habituales del lugar, un par de clásicos que no fallan: saam de panceta ibérica y mejillones escabechados (14 euros) y  sandwich club al vapor  con ricota, huevo frito de codorniz y sichimi-togarashi (8 euros) que sin saber muy bien lo que es todavía nos hace relamernos al recordar.

Seguimos con ñoquis de arroz glutinososo y boloñesa coreana (12 euros), muy vistosos y con un ligero toque ácido de mandarina que contra todo pronóstico convencía. Pese a ello, y puestos a buscar peros, tal vez sea el plato que menos emocionó de entre la media docena probados.


El tataki de pez mantequilla en barbacoa china con ensalada de anisados y yuzu (12 euros) estaba recién estrenado en la carta, así que no se podía escapar. Sabia elección porque pese a ser una de las elaboraciones más sencillas y con menos elementos conjugados, la calidad del producto se impone y triunfa.

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Albondigas de vaca vieja y ancas de rana (14 euros). El nombre igual provoca algún gesto de duda entre los más tiquismiquis, así que mejor aprovechar ese despiste para hincarle el diente. Combinación atrevida -también hay guiso indonesio con cacahuetes por el medio- y muy bien resuelta, con unas albóndigas poco hechas, suevas y melosas que permiten apreciar la calidad de la carne. Para untar, sin duda.

Producto de calidad, ejecución impecable, creatividad sobresaliente, raciones justas  y unos precios que, valorando el qué, quién y dónde sería injusto calificar de pasados de rosca. Una experiencia callejera y gourmet que merece la pena probar. O repetir.

1 COMENTARIO

  1. Tiene todo una pinta buenísima,supongo que será súper recomendable,estupendo post de un sitio diferente en cuanto a su cocina y divertida a la vez
    Felicidades

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