Recetas de verano: lasaña vegetal sin horno

Fotos de Emma García para LaGulateca

Seguimos empeñados en comer rico sin pasar demasiado calor. Y aunque lasaña suena a plato contundente que requiere pasarse un buen rato en la cocina y encender el horno, hay alternativas mucho más ligeras y sencillas, como esta versión fría y a base de vegetales crudos.

De hecho, ésta es la típica receta que si queremos hacernos los finos y los healthys podemos llamar lasaña raw y sorprender un poco al personal. Pero vaya, que viene a ser un plato a base de láminas de calabacín, queso, tomate seco, pesto…

Por mucho que una lasaña en frío a base de calabacín crudo pueda sonar un poco soso, la clave está en usar otros ingredientes con un sabor más potente que le den gracia al plato. Resultado: queda riquísimo y en verano entra estupendamente.

Ingredientes

  • 1 bote de tomates secos en aceite (10-12 tomates)
  • 2 calabacines
  • 60 gr. de queso parmesano
  • 150 gr. de queso de oveja (o cualquier otro)
  • 100 gr. de nueces
  • 20 gr. de piñones
  • 1 diente de ajo
  • Albahaca fresca
  • 100-150 ml. de aceite de oliva virgen extra

Preparación

Rallamos por separado el queso parmesano y el queso de oveja -hemos usado de este tipo porque nos gustan los quesos de sabor un poco fuerte, pero podéis usar vuestro preferido- y reservamos. Picamos las nueces con un mortero (o con un robot o a mano) y reservamos también.
Por otro lado, laminamos el calabacín en tiras ni muy finas ni demasiado gruesas. Cuchillo y un poco de paciencia y maña, y lo tendremos resuelto en un momento. Los dejamos unos minutos macerando con un poco de aceite de oliva virgen extra.
Pasamos a preparar el pesto rojo. Ponemos en el recipiente de la batidora los tomates secos en aceite, el ajo al gusto (medio diente para que quede muy suave, 2 dientes para que esté muy potente), las hojas de albahaca, los piñones, el aceite de oliva virgen extra y el queso parmesano.
Reservaremos un poco de este queso para la última capa de la lasaña. Trituramos y probamos para comprobar si necesita un poco de sal, aunque posiblemente no, porque los tomates secos y el parmesano ya le dan suficiente sabor.
 Con todos los ingredientes preparados, empezamos a hacer capas como una lasaña convencional. Un molde cuadrado de emplatar -a la venta en tiendas de menaje y accesorios de cocina- nos ayudará bastante.
Primero una capa de laminas de calabacín, después pesto, el queso de oveja rallado y por último las nueces. Y repetimos la jugada, montando capas hasta conseguir la altura que queramos, tanto si lo montamos como raciones individuales o como plato más grande.
Para evitar que se desmonte, lo mejor es no hacer más de 2 o 3 capas de todos los ingredientes, e ir compactándolo bien según se va montando. Ponemos una ultima capa de calabacín y, por encima, esta vez en lugar del queso de vaca añadimos un poco de parmesano que habíamos reservado y un poco más de nueces picadas para decorar.
Desmoldamos con cuidado y listo. Sano, fácil y diferente, se puede comer a temperatura ambiente o dejarlo un rato en la nevera para servirlo frío. Un plato perfecto para una cena de verano.

1 COMENTARIO

  1. Hice esta receta y el ‘personal’ la devoró sin miramientos (y yo encantado). Enhorabuena, os sigo desde hace tiempo.

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí