Las aceitunas se pagan a menos de 85 céntimos el kilo y las uvas a poco más de 60 céntimos. Ante este panorama, algunos agricultores de Castilla La Mancha están cambiando los cultivos tradicionales de la zona por uno aparentemente mucho más rentable: los pistachos. Y es que, según leemos en The Guardian, este fruto se paga a entre 6 y 8 euros el kilo.
Con estas cifras sobre la mesa, no parece que hagan falta muchas explicaciones para explicar esta apuesta que, a largo plazo, podría cambiar el típico paisaje manchego. Por ahora es pronto porque, según este interesante artículo del rotativo inglés, la producción de pistacho es todavía muy pequeña: 2.800 toneladas el pasado año, nada en comparación con los grandes productores de este fruto.
Lejos de ser algo improvisado, la apuesta por árboles de pistacho es fruto de una investigación que se remonta una década y que ha buscado cultivos alternativos y más rentables que los actuales en la zona. Según The Guardian, una de las más pobres del país y más amenazadas por la despoblación.
Y el pistacho ha sido el ganador en esta especie de concurso. Una planta que se adapta perfectamente a las condiciones climáticas un tanto extremas y al suelo de la zona. El calor no parece ser un problema para este cultivo, capaz también de sobrevivir en suelos secos.
Todo suena bastante idílico hasta leer lo que ocurre en otras regiones que han apostado por este cultivo: durante un periodo del crecimiento, sí necesita bastante agua, lo que ha supuesto un grave problema en zonas productoras (desde Irán a California), que han tenido restricciones de agua a causa de la sequía.
Los productores parecen realmente entusiasmados y no dudan en hablar del pistacho como el cultivo del futuro y la salvación de la zona. También, por supuesto, alaban su calidad y ya hablan de los pistachos españoles como los mejores del mundo. Menudos somos para estas cosas.
Pese a ello, es imposible no pensar en este tipo de cultivos y recordar lo que ocurre con el aguacate, un producto que se da muy bien en ciertas zonas del país, que resulta mucho más rentable que otros cultivos, pero cuyas necesidades de agua generan problemas o, al menos, mucho debate.