El envase que mantiene el vino perfecto durante 5 meses una vez abierto

¿Cómo se llama una botella de vino de tres litros? Pregunta de Trivial con respuesta relativamente sencilla: doble Magnum. Para el mercado doméstico, esta es la opción más conocida para juntar el equivalente a cuatro botellas estándar en un formato de gran volumen.

De todos modos, hay otra alternativa que, en realidad, no es nueva y tiene un nombre muy poco atractivo: bag in box. Peor que eso: casi siempre se asocia a vinos de calidad muy justa y están pensados sobre todo para hostelería, rara vez para el mercado doméstico y menos para un contenido de cierto nivel.

Pero eso es justo lo que quiere cambiar ahora la bodega Martúe con sus nuevos formatos Evolution que, sin ese nombre tan feo de bag in box, ofrecen justo eso: un recipiente de 3 litros, cerrado de forma hermética, con un dispensador muy práctico y presentado en un tubo de tamaño muy comedido y aspecto bastante resultón.

De hecho, este sistema en concreto se conoce como  un bag in tube y nos cuentan quienes saben de estas cosas que, de momento, no solo es relativamente raro de ver, sino que además resulta bastante caro.

Por ahora ofrecen dos referencias en este formato que quiere hacerse un hueco en el mercado doméstico y se presenta como alternativa al vino a granel, ofreciendo una solución más práctica, bonita y apostando por una calidad más que correcta.

Con un precio de 26 euros -eso son más de 6 euros por botella, hablamos de un vino con cierto nivel- una de las principales ventajas es la conservación. Frente a una botella convencional que, una vez abierta, comienza a oxidarse salvo que intervenga algún sistema como Coravin, aquí el vino se conserva perfectamente hasta 5 meses abierto.

El truco es que, en realidad, no lo abrimos, sino que se va sirviendo mediante un grifo muy práctico, con lo que el resto del vino no entra en contacto con el aire y se mantiene perfecto en la bolsa que oculta el tubo de presentación.

Más allá del formato y el envase, ¿qué tal el contenido? El tinto es un Martúe Roble 2019 a base de tempranillo, merlot y cabernet sauvignon, muy equilibrado y que como vino de diario -así lo plantea la bodega- da la talla más que de sobra.

También se nos ocurre que puede ser un formato práctico para una fiesta o reunión concurrida, pero no están las cosas pandémicas para plantear por ahora estas opciones.

La versión blanca es un verdejo 2020 fresco y afrutado que cumple estupendamente con lo que se espera de él. En este caso, eso sí, el único problema de logística puede ser hacer espacio en la nevera para este envase, porque lo suyo es mantenerlo fresco.