Receta: mermelada casera de higos

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Lo del otoño y el efecto mermelada en nuestra cocina no es sólo una manera de hablar: es llegar esta estación y sentir la irrefrenable necesidad de hacer mermeladas. El otro día recordábamos la exótica y especiada mermelada de calabaza que hicimos hace tiempo, y ahora es el turno de uno de los productos estrella del momento: los higos.

Hay que aprovechar mientras duran en el mercado y si, como suele pasar, se nos ha ido la mano comprando y algunos amenazan con pasarse, nada mejor que preparar unos cuantos tarros de mermelada. Aunque así en frío pueda parecer una labor compleja, digna de un chef molecular, pocas cosas hay más sencillas. Sólo necesitaremos un poco de azúcar y una media hora para dedicarle a la cocina y, de paso, conseguir que toda la casa huela estupendamente.

Ingredientes (Para dos tarros de unos 250 gramos)

  • 500 gr. de higos pelados y troceados
  • 250 gr. de azúcar
  • 200 ml. de agua
  • Zumo de medio limón

Preparación

Las mermeladas se basan en algo tan sencillo como combinar un ingrediente (fruta, pero también verduras y hortalizas) con azúcar y dejarlo a fuego lento durante un buen rato. Así de sencillo.

Esta mermelada de higos no es una excepción, aunque luego en cada cocina hay trucos y manías. Empezando por la cantidad de azúcar o si se usa o no agua. Hemos probado de las dos maneras y la verdad es que la textura y resultado final nos gusta más añadiendo algo de líquido durante la cocción, para conseguir una mermelada algo más suave pero que, por supuesto, sigue conservando un sabor potente.

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Todas las fotografías: © Emma García para La Gulateca

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Lo primero es limpiar, pelar y trocear los higos. En algunas recetas se recomienda pasarlos por la batidora, pero a nosotros nos gustan las mermeladas en las que se note la fruta, así que en vez de eso vamos a ir aplastándolos con la ayuda de un tenedor o una cucharada de palo hasta conseguir casi un puré.

Por supuesto, usaremos higos bien maduros y en temporada, así que si estás leyendo esto en febrero y tu frutería cuqui tiene higos, ya sabes lo que toca: cambiar de frutería.

Con los higos pelados, troceados y convertidos en una masa, los añadimos a una cazuela junto con el azúcar, el agua y el zumo del limón. Hemos optado por una cantidad de azúcar moderada porque la fruta ya es suficientemente dulce y no queremos que el sabor del higo quede relegado a un segundo plano por el exceso de azúcar.

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A fuego bajo dejamos cocer entre 30 y 45 minutos, removiendo con bastante frecuencia y retirando la espuma que se formará en la parte superior, para que nos quede una mermelada bien clara, transparente y bonita. Al añadir agua el riesgo de que se pegue es menor, pero habrá que estar atentos y usar la mejor cazuela antiadherente que tengamos por casa.

Hay que tener en cuenta que al enfriarse ganará consistencia, así que mejor retirarla del fuego cuando todavía nos parezca un poco líquida, y así conseguir al final la textura perfecta y una mermelada que sea fácil de untar y no un mazacote con el que levantar una casa.

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Dejamos enfriar a temperatura ambiente y la guardamos en tarros que deberán estar muy limpios. Al tener bastante azúcar -que actúa de conservante-, sin hacer nada más, en la nevera puede aguantar perfectamente unas semanas. Suponiendo que nos dure tanto, claro.

Pero los que se animen a hacer más cantidad pueden embotarla con el sistema habitual. Se hierven unos 20 minutos los tarros y sus tapas en agua para esterilizarlos, se rellenan de mermelada y, bien cerrados, se vuelven a hervir sumergidos en agua otros 20 minutos.

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