La mantequilla era cosa de bárbaros y otras cosas que no sabíamos de la comida

LosalimentosdenuestradepensaLa barbarie y la civilización. Éste es uno de los grandes temas de la filosofía y antropología durante el siglo XX. Una de esas cuestiones elementales que desde el marxismo ha construido la idea del otro, la diferencia, la confrontación entre sociedades avanzadas y sociedades primitivas.

Pero tranquilos que no hace falta entrar en grandes temas filosóficos porque esa diferencia entre la luz y la oscuridad la marca la comida. Así de importante es lo que nos traemos entre manos y entre pucheros.

Ya lo dijo Gordon Childe -marxista redomado- y después Léví-Strauss -postmarxista re-estructurado- con aquello de lo crudo y lo cocido. Ahí está la diferencia. El otro es el que come crudo, el que no cuece, el que no cocina.

El resto de la película la cuenta Javier López Facal, un filólogo que nos da una clase tan amena, elegante, divertida y culta con Los alimentos de nuestra despensa. Un libro que no sólo es necesario -como promete el subtítulo- para entretener las sobremesas, sino también para pensar en lo que estamos haciendo cuando entramos a la cocina.

En realidad, es en la cocina donde hacemos cultura. Las sobremesas solo sirven -como decía un profesor que tuve- para hacer “arte”: esculturas con las migas de pan, con los corchos de los vinos, con las servilletas, y dibujos en los manteles de papel de los bares de menú del día.

Un libro bueno y sin aspiraciones, lo cual se agradece. Quienes busquen el lado más filosófico de la cuestión, lo encontrarán. Quien prefieran las anécdotas que promete en su colorida portada, las tendrán en forma de interesantes etimologías de algunos alimentos y palabras que usamos a diario y que pueblan nuestra despensa.

Esta arqueología y psicoanálisis de las palabras es tal vez lo más interesante del libro. Porque tras ellas se esconde el origen de muchas cosas. Por ejemplo -y citamos el libro- hogar, hoguera y hogaza proceden de la palabra latina para designar fuego (focus). El pan y la casa son la misma cosa. La casa, la cocción y los fogones son lo mismo. ¿Es o no maravilloso?

Otro ejemplo que nos ha encantado: la palabra “delator” proviene de la palabra griega que designaba a aquellos que controlaban que no se exportaran de manera ilegal los higos, un bien muy apreciado por los griegos, persas y romanos. Tanto es así que un cocinero romano intento hacer un foie gras de ocas alimentadas solamente con higos, en un delirio culinario que acabo con su carrera profesional.

La mantequilla -nos cuenta López Facal- era para los griegos cosa de bárbaros, y de hecho se refieren a ellos como «comedores de mantequilla». De esta palabra griega nacieron el «burro» italiano, la «butter» inglesa, y un largo etcétera.

El libro está repleto de ejemplos como estos, no sólo etimológicos, ni tampoco limitados al mundo clásico, puesto que llegan hasta el siglo XX. Un entretenido anecdotario que no destriparemos aquí más, porque merece un sitio en nuestra biblioteca.

Pero volviendo a esa labor de la cocina como frontera ante la barbarie, desliza el autor de este libro una idea que daría para otra larga sobremesa. Se pregunta hasta dónde nos lleva esa cocción, esa cocina que deja de ser la señal de diferencia ante los otros para convertirse en una nueva forma de barbarie sobre los alimentos.

Tal vez ahora los barbaros somos nosotros. O a lo mejor es que siempre lo fuimos.

2 COMENTARIOS

  1. COMIDA Y RELIGIÓN
    Las diferentes formas de comer de las tres religiones del Libro: Judíos, Cristianos y Musulmanes

    SOMOS LO QUE COMEMOS según el dicho popular y aunque hoy día apenas se reconozca, la religión ha ido conformando a través del tiempo nuestra cultura y con ello la forma de alimentarnos.
    Judíos, Evangelistas, Ortodoxos y Católicos, ordenados de más a menos según el conocimiento y estudio de su propia religión; es pues necesario acabar con nuestra proverbial ignorancia, alentada por la jerarquía católica, del fundamento de los ritos y de las costumbres propias y ajenas. El aumento y proximidad de tiendas de alimentación de otras religiones con las que convivimos a diario en las calles de nuestras ciudades y barrios, abre una excelente oportunidad para ello.

  2. el enlace de mi entrada anterior:
    https://www.flickr.com/photos/ateosenlucha/sets/72157648601446809/

    COMIDA Y RELIGIÓN

    Las diferentes formas de comer de las tres religiones del Libro: Judíos, Cristianos y Musulmanes

    SOMOS LO QUE COMEMOS según el dicho popular y aunque hoy día apenas se reconozca, la religión ha ido conformando a través del tiempo nuestra cultura y con ello la forma de alimentarnos.

    Judíos, Evangelistas, Ortodoxos y Católicos, ordenados de más a menos según el conocimiento y estudio de su propia religión; es pues necesario acabar con nuestra proverbial ignorancia, alentada por la jerarquía católica, del fundamento de los ritos y de las costumbres propias y ajenas. El aumento y proximidad de tiendas de alimentación de otras religiones con las que convivimos a diario en las calles de nuestras ciudades y barrios, abre una excelente oportunidad para ello.

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