El rey de los rosados

Hablar de vino y de Navarra pasa casi siempre por mencionar dos puntos: el apellido Chivite y los rosados que se hacen en esta tierra. Cuando ambos términos se mezclan, nace Arbayún, un rosado que, de la mano de Fernando Chivite, está dispuesto a devolver a estos vinos el prestigio que merecen.

Y es que, mientras en otros países hace ya tiempo que se señala el rosado como el vino de moda, en España sigue siendo el hermano pobre de las bodegas y un gran desconocido para muchos aficionados al vino, que siguen empeñados en dividir el mundo entre blancos y tintos.

 «Es el lastre de la historia de los rosados en España -explica Fernando Chivite-. El blanco manchado ha hecho mucho daño históricamente para el desarrollo de una buena imagen para estos vinos con menos color».

Y la última locura de este enólogo considerado por muchos el mayor experto del país es este tipo de vinos es una edición especial en botella magnum de Arbayún 2015. Sí, un rosado en gran formato. Concretamente una edición limitada de este monovarietal de Garnacha que se ha convertido en una de las primeras creaciones de Fernando Chivite tras su salida de la bodega familiar.

Desde entonces, su mirada está puesta en Liédena (Navarra) y en la bodega Baja Montaña, de donde llega este original magnum. ¿Por qué este formato? «Por enfatizar su capacidad de envejecimiento en botella. De hecho, el envejecimiento, propiamente dicho, sólo lo concibo en botella», nos explica.

Con más de 40 años de experiencia en el sector, él fue el primer enólogo del país en atreverse con un rosado fermentado en barrica. Así que ahora, en esta nueva etapa, es lógico que estos vinos sigan siendo los protagonistas de su carrera.

¿Llegarán los rosados a alcanzar el prestigio que ya tienen en otros países?  «Creo que sí, pero no sé calcular cuándo. Esto ya va sucediendo en mercados maduros de vinos de calidad desde hace más de un lustro», apunta esperanzado.

Mientras tanto, este Arbayún -que debe su nombre a la bonita foz que se encuentra por la zona, cerca de la bodega donde se elabora- es fruto de una selección de Garnacha de cepas viejas y baja producción. “Son uvas de tanta calidad que hace falta estar un poco loco para hacer un rosado y evitar caer en la tentación de hacer un gran tinto”, bromea.

La foz de Arbayún, en la zona de Baja Montaña

Fresco, complejo, aromático… Si con este rosado se nos caen unos cuantos mitos sobre este tipo de vino -empezando por aquello de que es mejor beber el del año y no guardarlo-, también los maridajes se salen del guión habitual. «Los maridajes académicos, como tantos detalles de la comunicación del vino, confunden más que ayudan al consumidor», protesta Fernando Chivite.

¿Para el aperitivo, como suelen mandar los cánones? Claro, pero también para arroces, verduras, platos más exóticos o carnes, nos propone. Tal vez  también ha llegado el momento de superar eso de que los rosados son para el verano y darles, de una vez, el lugar que merecen en nuestra bodega.

Pero, para empezar, si el verano nos sirve de excusa para acercarnos a ellos, bienvenido sea el verano a base de rosados como éste.