Echaurren, la mejor excusa para una escapada invernal a La Rioja

Ni dietas detox, ni gimnasios, ni libros de autoayuda. La mejor idea para superar la clásica depresión de enero es llenar el calendario de buenos planes para este 2018 casi recién estrenado. Y aunque es verdad que no necesitamos demasiadas excusas para planear una escapada a La Rioja, si en la ruta incluimos el bonito pueblo de Ezcaray y las propuestas gastronómicas de Echaurren, estamos sin duda ante una gran idea para cualquier fin de semana invernal.

Las posibilidades son realmente amplias y para todos los gustos. Estamos en La Rioja, así que alguna visita a las bodegas de la zona nunca es mala idea. Quienes prefieran un turismo más cultural, muy cercan están San Millán de la Cogolla y Santo Domingo de la Calzada, con un patrimonio histórico y arquitectónico que bien merece un paseo. Y para los más activos, el esquí en las pistas de Valdezcaray o un largo paseo por la Vía Verde que recorre el antiguo trazado de la vía de tren del Bobadilla (Haro-Ezcaray)

Y como campamento base y eje gastronómico de esta excursión, Echaurren puede presumir de concentrar tres argumentos de peso: un precioso hotel gastronómico Relais & Chateux, de 25 habitaciones, El Portal de Echaurren, con dos Estrellas Michelin y la cocina de Francis Paniego en todo su esplendor, y las propuestas más populares de Echaurren Tradición donde, eso sí, mejor reservar, porque sus menús son uno de esos secretos a voces que hacen que no siempre sea fácil encontrar mesa.

Un veterano negocio familiar cuyo origen se remonta nada menos que a 1898, pero que ha sabido ponerse al día y convertirse en una de las referencias de la región para los viajeros que buscan la mejor cocina. Y, si hablamos de Echaurren Tradición, a un precio estupendo, porque su menú del día entre semana a 22 euros o el degustación a 65 euros son realmente muy recomendables.

Es aquí donde la cocina y platos tradicionales de la zona, con guisos y platos de cuchara, ahora en plena temporada, y las ya famosas croquetas de Marisa -la madre de Paniego- brillan más que nunca gracias a la perfección técnica del equipo de cocina. Su bacalao o las alubias y pochas, por citar algunos ejemplos, siempre figuran entre los más recomendados del país, lo que, además de las croquetas, nos parecen argumentos de sobra para marcar este lugar en el mapa.

Podríamos decir que El Portal de Echaurren representa la modernidad y la vanguardia frente a esta oferta más tradicional, pero en realidad ambos discursos casan perfectamente y siguen un hilo conductor en el que el producto y la zona son los protagonistas. Por supuesto que hay mucha técnica en este dos Estrellas Michelin y en sus dos menús degustación (Tierra y Entrañas) pero ocupa un elegante y discreto segundo puesto.

Justo donde tiene que estar para que el recuerdo al salir de allí no sean los fuegos artificiales o las excentricidades de algún decorador, sino la cigala, el plato de trigueros, la borraja en tempura, los morros, los sesos lavados -uno de los iconos de la casa- y los vinos que van jugando con los platos. Y detalles como el menú que, en forma de Pantones, va apareciendo sobre la mesa -mantel blanco, decoración cálida y muy acogedora- y que el comensal se lleva al final de recuerdo.

Quienes busquen algo más, ahora también tienen la posibilidad de colarse en las cocinas de Echaurren y ser parte del equipo. Una nueva propuesta que suma al menú degustación de cualquiera de los dos restaurantes (Tradición o El Portal) el formar parte del equipo de cocina antes del servicio. Con precios a partir de 80 euros por persona, ahí tenemos otro buen motivo para empezar a mirar el calendario y pensar qué fin de semana nos escapamos a Ezcaray.

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