Crema de calabaza y tomate

crema

En cuanto nos descuidemos será el momento de dejar abrigos y tumbarse al sol para hacer la fotosíntesis. Pero hasta que llegue ese momento aún tenemos estómago para sopas y cremas calentitas. Por eso hoy proponemos una crema de esas que pueden servir muy bien de transición entre estaciones. Más o menos como la maldita ropa de entretiempo pero en la mesa.

La calabaza, hortaliza muy invernal, le da el punto dulce. El tomate la contrarresta con su acidez. Del conjunto de los dos sale una crema ligera y apetecible. En caliente, tal como la proponemos ahora, es reconfortante; pero también se puede tomar fría cuando el termómetro se dispare. Por cierto, para los que se estén echando las manos a la cabeza con el tomate, tenemos muy presente que no es de temporada. Por eso utilizamos tomates enteros en conserva, que no es plan de tirar el dinero en tomates insulsos.

Por si fuera poco es una crema 100% vegetal y en la que no interviene ni patata, ni nata ni ningún otro elemento calórico. Así que también es ideal para los que a estas alturas aún conservan el objetivo de año nuevo de perder algunos kilillos.

Ingredientes (2-3 raciones)

  • Una cebolla grande
  • Media calabaza pequeña
  • Una lata de tomates enteros en conserva (800 gr.)

Pesto

  • Albahaca fresca
  • Piñones u otro fruto seco
  • Queso parmesano o grana padano
  • Aceite de oliva virgen extra

Preparación

Para la crema, cortamos en trozos regulares la cebolla y la salteamos en una olla con un par de cucharadas de aceite de oliva. Dejamos que poche a fuego suave. Mientras, pelamos -con cuidado por favor- y troceamos la calabaza. La añadimos a la cebolla, con algo de sal, y dejamos que se haga a fuego lento hasta que la calabaza se haya ablandado un poco, unos 10 minutos.

Añadimos la lata de tomates entera, con los tomates, su jugo y un vaso más de agua. En cuanto hierva bajamos a fuego medio y dejamos que se haga durante unos 20 minutos, hasta que los tomates y la calabaza estén muy tiernos. Rectificamos de sal, trituramos bien y si es preciso pasamos por el colador chino para que tenga una textura más fina.

La crema no tiene más secretos, por eso podemos esmerarnos un poco más con la decoración. Una bola de queso cremoso le va de maravilla, o un poco de jamón secado en el horno, incluso unos viejunos dados de pan frito.

pesto

En este caso hemos optado por un pesto. Para ello metemos todos los ingredientes con un poco de aceite de oliva en un vaso para batidora y trituramos. Es importante que no nos pasemos con el triturado, se debe notar la textura del queso y los frutos secos. Añadimos un poco más de aceite y ya está listo. Le echamos una cucharadita sobre la crema, intentando hacer algún tipo de dibujo -por supuesto abstracto- y a triunfar.

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