Por si la cuesta de enero de este 2021 venía poco pronunciada, la factura de la luz se ha convertido en un bache más en el camino. Así que, frente a la subida del recibo, toca repasar algunos sencillos consejos para que el consumo en la cocina no se dispare demasiado.
Tampoco es que la factura nos vaya a salir a devolver, pero sí conseguiremos optimizar un poco el consumo de energía en nuestra cocina y saber qué aparatos son los principales responsables del susto a final de mes.
Mejor luz LED
A estas alturas posiblemente no hace falta ni decirlo, pero sustituir los clásicos halógenos de la cocina por iluminación LED puede reducir considerablemente el consumo si pasamos muchas horas en la cocina con las luces encendidas. A veces, simplemente hay que sustituir unas bombillas por otras, aunque es verdad que en otras ocasiones toca liarla un poco más quitando transformadores o cambiando focos.
Por cierto, si la campana tiene unos años, posiblemente usará bombillas convencionales. En 5 minutos y por pocos euros podemos cambiarlas por un par de bombillas LED que consumirán 8 en vez de 80W.
Nevera y congelador
Tampoco descubrimos nada si recordamos que la nevera y, sobre todo, el congelador tienen mucho protagonismo en el consumo general de electricidad en una casa. Nos saltamos la perogrullada de recomendar uno de consumo eficiente (una A con todos los + que podamos pagar) y nos conformaremos con lo que haya por casa.
Tener nevera y congelador limpios y libres de hielo puede parecer un detalle menor, pero ayuda a que consuman menos. También tener cada cosa colocada donde toca –aquí una pequeña guía– e intentar no abrir la puerta de uno y otro cada 5 segundos. Aprovecha cada apertura para coger todo lo que necesites a la vez. Y rapidito, que todo el frío que se pierda luego habrá que recuperarlo y eso gasta.
El microondas consume menos
Suele tener mala fama, pero curiosamente el microondas es uno de los electrodomésticos más eficientes de la cocina. Comparado con uno fuego eléctrico (vitro o inducción) y con el horno, es la opción más económica para calentar o cocinar.
Vaya, que si tienes que hacer unas verduras al vapor, por ejemplo, el microondas es el sistema que menos energía va a consumir. Un buen argumento para perderle el miedo en algunas tareas de la cocina.
Ojo a esos pequeños electrodomésticos
En el otro extremo se encuentran electrodomésticos aparentemente inofensivos para nuestra cartera pero con mucho peligro para el contador de la luz. Por ejemplo, el tostador de pan o el hervidor de agua son de esos que tienen un consumo muy elevado, aunque es verdad que su uso puntual -a diferencia de la nevera- hace que no representen demasiado en el gasto final.
Pero merece la pena tenerlo en cuenta ante la tentación de, por ejemplo, buscar un atajo para cocer pasta y calentar el agua antes en el hervidor para recortar tiempos. Práctico, pero energéticamente caro.
El temible horno
Que el horno, por muy A+++ que sea, consume mucho no es ningún secreto. Pero no vamos a renunciar a los estupendos asados, así que lo importante es aprovechar al máximo ese calor que genera. ¿Cómo? En lugar de usarlo solo para una cosa, llenarlo bien y asar muchas cosas es una buena idea. Para la factura de la luz y para los tupers que podemos dejar listos.
Solo hace falta un poco de organización para que ese bizcocho o pollo que vas a hacer al horno esté acompañado por unas cuantas verduras en la bandeja que quede libre, por ejemplo.
Por supuesto, hay que evitar abrir el horno para ver cada 5 minutos qué tal va el pastel y tener en cuenta que desde que apagamos el horno hasta que desaparece el calor pasa un buen rato, así que posiblemente podemos apagarlo 10 o 15 minutos antes de terminar el plato en cuestión y el calor aguantará de sobra.
Cazuela y fuegos
Otro de esos consejos de pura lógica pero que muchas veces no recordamos hasta verlo escrito: ojo con el tamaño de las cazuelas y el de los fuegos utilizados.
Física y energía pura pero, por si sois de letras -como nosotros-, usar una cazuela gigantesca para cocinar algo pequeño es poco eficiente, y colocar una cazuela diminuta en un fuego grande -o viceversa- es una tontería.
Otro detalle menor de pura lógica pero que seguro que se nos olvida: la eficiencia energética es mayor con las cazuelas tapadas. No siempre se puede o interesa pero, por ejemplo, para que hierva el agua antes de cocer la pasta, podemos ahorrar unos minutos.