Por mucho que se empeñen algunos, comer sin gluten no es ni un capricho, ni una forma de comer más ligera y saludable. «La vida sin gluten no es una opción, es una obligación para los celíacos», recuerdan en un reciente comunicado desde la Asociación de Celíacos de Cataluña, que se muestra «atónita al ver que gurús y falsos nutricionistas defienden dietas sin gluten entre la población sana».
Una idea que merece la pena recordar hoy, aprovechando la celebración del Día Nacional del Celíaco. Y es que, lo que para algunos es otra tendencia alimentaria que pronto pasará de moda para dejar paso a la ocurrencia absurda de la Gwyneth Paltrow de turno -por citar la celebrity más adicta a este tipo de ideas sin ningún tipo de base científica-, para miles de personas es una enfermedad con la que tienen que convivir.
De ahí que desde esta asociación se critique duramente la banalización de su enfermedad y la necesidad de eliminar el gluten de su dieta. Pero no se trata sólo de eso -recuerdan- sino que, además, esta moda también conlleva peligros colaterales para los enfermos.
Y es que, según apuntan desde la agencia EFE, aunque a priori el aumento de la oferta de productos y locales que ofrecen alternativas sin gluten parezca una buena noticia, en realidad también conlleva que se relajen los protocolos de manipulación de productos y, con ello, aumente el riesgo de contaminación con gluten.
Vaya, que no es lo mismo un lugar que se toma en serio su oferta pensando en las personas realmente intolerantes al gluten, que el local de moda que se haya apuntado a esto del ‘sin gluten’ para estar a la última y satisfacer a quienes siguen esta dieta aunque no la necesiten.
Además, desde la asociación también recuerdan ese reciente y polémico estudio que vinculaba una dieta sin gluten en personas sanas con mayores riesgos para la salud. Un dato que, eso sí, habría que matizar -tal y como hicimos en este artículo– pero que también merece la pena tener muy presente.