Acaba MasterChef 9. ¿La edición más aburrida de la historia?

Pues ya está, una edición más de MasterChef finiquitada. Y, la verdad, nos encantaría decir que echaremos de menos el programa los martes, pero no.

Si tuviéramos que buscar una palabra para definir esta novena edición del talent culinario sería cansina. Muy cansina. Sospechamos que en esto tiene mucho que ver Ofelia… Pero no solo. De hecho, se nos ha hecho tan larga que prácticamente hemos olvidado a aquellos primeros concursantes que abandonaron el programa hace ya semanas, y que a nosotros nos parecen meses.

El casting

Si hacemos un ejercicio de memoria titánico (y gracias a las notas que tomamos cada semana que si no…), ya el casting del programa y la selección de los 15 concursantes entre los supuestos 70.000 candidatos (más del doble de la pasada edición) deja mucho que desear y hace cada vez más evidente que aquí hemos venido a hacer tele y no a cocinar.

¿Alguien se cree si no que Jesús, el madurito de esta edición, pudiera estar entre los 15 mejores de esos 70.000? ¿Y no es tremendamente casual que dos de las seleccionadas sean hijas de conocidos y reputados profesionales como un médico del Barça o una de las nutricionistas más conocidas de Barcelona y doctora de muchos de nuestros famosos patrios?

Y luego está Fran. Capítulo aparte. Cuando le vimos en el casting estábamos convencidos de que era el típico perfil gancho, ese personaje que se coloca en los castings de los programas de televisión para dar juego. La sorpresa al verlo seleccionado fue mayúscula.

Y no solo eso, sino que encima ¡ha llegado a la final! No acabamos de tener claro si por méritos propios -únicamente- o si ha sido en gran parte gracias al pin de la inmunidad que ha conservado durante semanas. El caso es que ahí está.

Fran, el chico para todo

Fran ha sido, sin duda alguna, uno de los grandes concursantes de esta edición, tanto por su indiscutible evolución como por su actitud hacia los compañeros.

A estas alturas queda claro que es, posiblemente, el único al que todos querían sin miramientos. Incluso los jueces han jugado a repartírselo para llevárselo a sus respectivas casas culinarias. Aunque nunca hemos tenido muy claro si porque creían en él para sus cocinas, o porque lo querían de camarero o contable.

El caso es que le han ido ofreciendo un puesto semana tras semana. La “carrera” parecía que la llevaba ganada Samantha pero, en el penúltimo programa, saltó la sorpresa: Fran, que es de Cuenca, se decantaba por trabajar con Pepe, porque era la mejor opción para su familia por cercanía. Y aquí se produjo uno de esos momentos desagradables que, la verdad, a nosotros nos sobran.

Samantha, con esa actitud tan afable que la caracteriza (por cierto, que alguien le diga ya de una vez que baje los decibelios porque cada edición resulta más insoportable) le dijo que era un traidor y que al final, lo acabaría pagando. Y vaya si lo hizo. Concretamente ese día, en la prueba de exteriores.

Una prueba que no se le dio especialmente bien al pobre Fran y que no solo lo condenó al foso (suerte del pin) sino que tuvo que pasar por la humillación de que tanto Jordi como Pepe le dijeran que le retiraban sus ofertas para trabajar con ellos en sus restaurantes, para regocijo de Samantha, que le faltaba hacerle una pedorreta a Fran como una niña de patio de colegio.

Pues nos da igual que absolutamente todo sea teatro (y guion): fue un momento realmente lamentable y humillante, y más con alguien como Fran que es todo ternura y bondad. Así, no.

María y la lamprea

En cuanto a momentos culinarios, este ha sido seguramente el más desagradable de esta edición. No negamos que pueda ser un manjar, pero cocinar ese bicho en su propia sangre es ciertamente desagradable. Y claro, para que sea aún “más televisivo”, el bicho vivo y coleando para que los concursantes se encargaran de degollarlo allí mismo para sacar toda esa sangre en la que después debían cocinarlo.

La mejor de todas, María. Primer programa y la de Tomelloso ya empezaba a marcar lo que luego se convertiría en el Tomelloso Style. Y es que si ha habido algún concursante que nos haya sorprendido en esta edición ha sido ella.

La que parecía una especie de Barbie con mano en la cocina, ha resultado ser toda una guerrera de esas que nos gustan tanto. Una Brave en toda regla que ha peleado por su puesto en la final como nadie, dejándose literalmente la piel del brazo. Que fue injustamente expulsada y que supo aprovechar la repesca para volver a unas cocinas que para ella lo han sido todo, y así lo ha demostrado semana tras semana y foso tras foso porque, suerte, ha tenido más bien poca.

Adiós, Ofelia

Y en el otro lado de la balanza, Ofelia. Nos encantaría obviar este momento, pero no nos queda otra que hablar de ella. Posiblemente, la causante de la pesadez de esta edición. Al menos para nosotros.

Una treintañera que consigue concentrar en su persona lo peor de una niña malcriada, de una adolescente insoportable y de una adulta cuya única preocupación en la vida es encontrar un marido. Un personaje que se ha pasado la edición llorando, entre otras muuuchas cosas, porque no quería que se acabara el programa, que le daba igual si ganaba o no pero que no se acabara nunca. Por suerte para nosotros eso no es posible.

Ofelia nos da tanta pereza, que casi ha conseguido que olvidemos aquel episodio en el que hicieron cocinar con carne de caballo. Otro lamentable momento de esta edición, tanto por la actitud de sus compañeros (aún recordamos a Pepe relinchando desde el balcón), como por el programa y el jurado, que parecían disfrutar con el conflicto y el mal trago de Ofelia.

“Lo ha escogido Dani para ti”, le decía Samantha a Ofelia mientras esta lloraba diciendo que prefería irse a cocinar esa carne. Pero, como ya hemos comentado, el sueño de Ofelia es que el programa no acabara nunca. Así que no se lo pensó dos veces, y vaya si cocinó…

Y es que Ofelia ha jugado, desde el primer programa, a hacerse la tonta y la despistada, cuando en realidad ha jugado sus cartas exactamente igual que los demás.

Ese rollo suyo de ser una incomprendida, de jugar a dar pena por esa infancia supuestamente desgraciada que había tenido sin su padre (a quien, por supuesto, el programa no dudo en llevarle de sorpresa para hacer que todo sea un poco más reality), ese rollo de no haber sido nunca aceptada ni sentirse parte de ningún grupo y, a la vez, meter toda la cizaña posible contra María para intentar aislarla y hacerla parecer la madrastra del cuento. Ese rollo no nos gusta.

Y claro, en el programa, encantados con el pique. No ha habido semana en que no hayan preguntado por el temita, ya fuera a ellas directamente o a sus compañeros. Incluso las hicieron cocinar juntas en una prueba por parejas porque, según ellos, en una cocina tienes que aprender a cocinar con todo el mundo. Ya.

Al final, la magia del destino -y las fuerzas ocultas del programa- hicieron que se jugara su paso a la final con María precisamente. El resto, ya es historia.

Como historia es ya, afortunadamente, esta edición. Ahora toca esperar a los famosetes que, previsiblemente después del verano, volverán a llenar las cocinas y, esperemos, consigan remontar. Total, esto es un programa de tele, ¿no? A quién le importa si se cocina o no…

3 COMENTARIOS

  1. ¿Y no será que en plena era de la censura, se las han visto canutas en la sala de montaje para no ofender a nadie y finalmente solo han podido sacar esto?

  2. Este artículo parece fue escrito por un familiar o admirador de la Barbie de Maria, oye que casi la canonizan pobre Maria la Ofelia la hizo sufrir, vaya desperdicio de artículo solo para seguir tirando odio hacia una concursante con un problema de hiperactividad, deberian de decir que el nivel de todos los concursantes fue muy bajo incluyendo a la santa María, lamentable que hayan solapado todo el artículo solo para tirarle odio a Ofelia. Y lo digo yo que desde el dia del cangrejo desee que se fuera.

  3. Muy buen comentario, lo de Ofelia fue horrible, muy pedante, ni parecía española, hablaba como argentina, no deberían permitir tanta pesadez, le quita seriedad al programa. Arnau no era mi favorito pero reconozco que lo hizo muy bien. Los jueces muy serios y criticones para algunas cosas pero para otras como si nada estuviera pasando.

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