Se llama Social Bite, y aunque parece una cadena de comida rápida más a base de sándwiches y sopas, detrás tiene una interesante historia de solidaridad que ha hecho de estos restaurantes unos de los más populares en Escocia. Fundada en 2012 y con 5 locales abiertos a día de hoy, estos restaurantes combinan su labor de inclusión social dando trabajo a personas sin hogar con la donación de todos sus beneficios -absolutamente todos, aseguran sus responsables- a obras solidarias.
Sus fundadores, Josh Littlejohn y Alice Thompson, se inspiraron en el trabajo del premio Nobel de la Paz Muhammad Yunus y sus proyectos de microcréditos y empresas sociales. El resultado fue Social Bites y su compromiso de que en su plantilla un 25% de los trabajadores fueran personas en riesgo de exclusión social.
Los restaurantes también participan en las iniciativas que permiten dejar cafés o comidas pagadas para que, quienes lo necesiten, puedan pasar por allí a tomar algo en cualquier momento. No se trata de un mero gesto o de una estrategia de marketing, remarcan sus fundadores, sino de una manera diferente de hacer negocios.
Dispuestos a competir con otras cadenas de comida convencionales, la buena noticia es que el negocio no sólo funciona, sino que han ido surgiendo nuevas ideas, como la creación de viviendas para personas sin hogar. Un proyecto para el que recientemente han conseguido recaudar medio millón de libras con una curiosa iniciativa: personalidades conocidas y empresarios escoceses han dormido una noche en la calle para concienciar sobre la situación de las personas sin techo y despertar la solidaridad.
Y es que la capacidad de Social Bites para movilizar a famosos locales e internacionales se ha convertido en una de las marcas de la casa y en una gran herramienta de publicidad para el proyecto. Sin ir más lejos, por allí han pasado George Clooney y más recientemente -el pasado mes de noviembre-Leonardo Di Caprio.
Pero aunque lo fácil sea decir aquello de que este tipo de iniciativas siempre ocurren fuera, nada más lejos de la realidad. Por citar algunos ejemplos, estas pasadas Navidades la asociación Mensajeros de la Paz abría el primer restaurante Robin Hood para los sin techo de Madrid. O la iniciativa de La Nevera Solidaria, que desde hace casi dos años recoge alimentos frescos para evitar que terminen en la basura y hacerlos llegar a manos de quienes lo necesitan.
Estas cosas alegran la vida. Da gusto leerlas.