Todos tenemos ese amigo o amiga al que no le gustan los experimentos con el vino. Que cada vez que apareces con un «mira qué cosa más curiosa he descubierto» te mira raro y teme lo peor. Le gusta el vino, claro, pero no necesita descubrir lo que se hace con viñas viejas en la DO más pequeña del país ni lo que pasa si juegas a las soleras con un txakoli. Que, por cierto, es una cosa maravillosa.
Así que pensando en ese perfil hemos hecho una selección de tintos que, sin ser necesariamente clásicos, si se puede decir que tienen algo en común: son de esos que gustan a todo el mundo y que si lo llevas a algún sitio triunfas seguro. Desde menos de 10 euros hasta 30, para que el presupuesto no sea un problema a la hora de elegir un buen vino.
Emilio Moro 2018
2018 fue un buen año. Comparado con 2020 en realidad es fácil decir esto de casi cualquier año, pero en el caso de 2018 lo fue especialmente para las uvas. Una buena cosecha que se traduce en una excelente añada de este Ribera del Duero que responde como pocos a eso de «acertar siempre». Los expertos hablan de un vino equilibrado, nosotros preferimos decir que es uno de estos tintos que es capaz de ser a la vez serio y con cierta contundencia pero sin perder frescura ni hacerse pesado tras un par de sorbos. 100% tempranillo, crianza de 12 meses en barrica de roble americano y roble francés y un precio de algo más de 18 euros que merece la pena pagar.
Heraclio Alfaro Crianza 2016
De la Ribera a Rioja. Y de un clásico a otro que puede presumir de una relación calidad-precio excepcional. Por unos 8 euros este crianza de 2016 de Heraclio Alfaro es más que recomendable. De hecho, seguro que puede dar mucho juego, si lo llevamos a alguna cena, jugar a eso de adivinar precio. Clasicismo riojano puesto al día a base de una compleja combinación de tempranillo, garnacha y graciano de diferentes zonas y viñedos para, de nuevo, conseguir cuerpo y consistencia pero sin pasarse de frenada. Recomiendan servirlo a 16 grados, pero a nosotros nos gusta algo más fresco para, precisamente, acentuar esa carácter más ligero.
Pittacum 2018
De nuevo 2018 -¿cómo serán los vinos de este maldito 2020?- pero esta vez en el Bierzo con un tinto denso y rico a base de cepas viejas de uva mencía. Acaba de salir al mercado y desde la bodega recomiendan decantarlo para poder disfrutar de toda su expresión y personalidad. Nosotros confesamos que no lo hemos hecho y nos ha convencido igualmente. Para beber con calma y descubrir lo que por poco más de 10 euros podemos encontrar en este zona.
Limite Sur
Volvemos a La Rioja y, de hecho, nos vamos a quedar ya por allí. Por una vez -y sin que sirva de precedente- vamos a dar por bueno ese tópico que dice que los de Bilbao padecemos cierta riojitis. En este caso, con un nuevo tinto edición limitada de Ramón Bilbao que últimamente está apostando por vinos que exploran las peculiaridades de las diferentes zonas de La Rioja y, en este caso, de su frontera sur. Allí, en la Sierra de Yerga, la garnacha manda y es responsable de este tinto fresco y con una acidez que lo hace fácil de beber pese a la complejidad que le da su paso por hormigón, ánfora y barrica. Se presenta como edición limitada y acaba de lanzarse al mercado con un precio que anda sobre los 20 euros.
Monte Real Cuvee
En tiempos de diseños de muchos colorines y que buscan llamar la atención, reconocemos que la austerísima etiqueta de este nuevo Cuvee de Monte Real nos tiene fascinados. Es casi una declaración de intenciones: un vino que mira al pasado de esta histórica casa y quiere dar protagonismo a uno de sus primeras fincas, de las que se eligieron sus cuatro mejores viñedos de tempranillo y graciano. Clasicismo bien entendido -nada más clásico y a la vez actual que reivindicar el terruño- en este vino aromático y muy fino de Bodegas Riojanas. Cuesta unos 15 euros.
Casa La Rad edición especial Garnacha 2017
También en La Rioja Oriental descubrimos una bodega que está haciendo cosas muy interesantes estos últimos años. Marta Castro está al frente de un equipo joven que trabaja para convertir Casa La Rad en una referencia de la zona. Y este monovarietal de garnacha procedente de un viñedo singular es un excelente ejemplo de la apuesta por los vinos que, desde el primer sorbo, cuentan mucho sobre su territorio. Una personalidad marcada, pero que no está reñida con la elegancia del vino y un perfil fácil de disfrutar. Se han producido sólo 2000 botellas y se vende por uno 29 euros.