Tim Cook y el cocido de Dabiz Muñoz

Anda el mundillo tecnológico de España revolucionado tras la visita de Tim Cook, el CEO de Apple. Bueno, andamos, que su paso por la escuela de fotografía EFTI también ha sido una parada a tener en cuenta para quienes escribimos sobre cámaras, smartphones y cualquier trasto que haga fotos o vídeos.

Pero hablemos de la parte gastronómica del viaje. Evidentemente, en este tipo de visitas nada está improvisado. Hay una agenda precisa y calculada, similar a la que tendría un jefe de Estado, pero con ese aire más informal y cercano que Apple siempre ha sabido trabajar tan bien.

También es verdad que los grandes directivos son más de levantarse a las cuatro de la mañana para hacer deporte y aprovechar el día, que de dedicar un par de horas a cocinar, comer o ir al mercado.

Así que suponemos que las paradas de Cook en Lhardy y Mo de Movimiento no provocarán un alud de reservas como ocurrió en Barcelona cuando Bruce Springsteen se fue a comer con Obama a Amar, el restaurante del hotel Palace. Y no es una forma de hablar. Nos contaba hace poco Rafa Zafra, chef del lugar, que las semanas y meses posteriores a aquello fue una auténtica locura.

De todos modos, hay que reconocer que incluir este par de restaurantes en el itinerario que el mismo Cook ha detallado por redes sociales nos parece un guiño simpático. Y una reafirmación del valor que la gastronomía española tiene en la proyección internacional de la cultura y creatividad del país.

Eso sí, nos ha llamado mucho la atención la cita con Dabiz Muñoz. ¿Pero también se ha pasado por alguno de sus restaurantes? No, simplemente comieron un cocido. Pero nada del delicioso y exótico Cocido Hong-Kong-Madrid de Muñoz, un cocido tradicional y en un lugar tan clásico como Lhardy.

Un momento, ¿Tim Cook queda con uno de los mejores cocineros del país y van a otro local y no a comer un plato suyo? Eso parece. Cabe suponer que las agendas no dan para un menú degustación en DiverXO o unas empanadillas en RavioXO, pero la verdad es que de entrada suena un poco raro.

El caso es que ahí están los dos. Con más comida en las fuentes que en el plato, la sopa aparentemente acabada y con las cucharas colocadas con una simetría que sorprende, y la sensación de que se trataba más de hablar que de comer.

Pero, pensándolo mejor, la jugada de Apple parece buena. Quedamos con uno de los cocineros más innovadores y creativos del mundo, pero lo hacemos en un lugar clásico, y delante de un plato que representa perfectamente la ciudad y, además, tiene ese carácter popular, alejado de los precios de la alta gastronomía.

¿Nos estamos montando una película? Seguramente. Pero visto así, como mensaje, parece magistral. Esperemos, eso sí, que al menos comieran un poco de cocido y no fuera solo para la foto. Sacada con un iPhone, por cierto. Eso sí que lo sabemos seguro.