Pescadilla con gambas, ajos y almendras

pescadillaLa receta que os traemos hoy es uno de esos platos maravillosos que surgen para aprovechar lo que tienes en casa. En este caso una pescadilla y unos cuantos gambones que sobraron de otro plato. ¡Cocina de aprovechamiento power!

No, no es el plato más innovador del mundo, pero el resultado es delicioso y muy resultón. ¡Y polivalente! Puedes servirlo en una cena con amigos y quedar mejor que Isabel Preysler o hacértelo para comer cualquier día que te sientas inspirado.

A pesar de lo que pueda parecer, se tarda poquito en prepararlo y su elaboración es bastante sencilla. Así que si eres de los que cree que comer pescado es aburrido, esta receta es para ti. El contraste entre la ternura de la pescadilla y las gambas y el crujiente del ajo y las almendras te harán cambiar de opinión. Toma nota.

Ingredientes (para dos personas)

  • Dos pescadillas medianas o una grande
  • 6 gambones
  • 50 gr. de almendras tostadas sin sal
  • Dos dientes de ajo
  • Una cebolleta pequeña
  • Un tomate maduro
  • Brandy
  • Sal
  • Aceite de oliva

Elaboración

Si tenéis maña para limpiar pescado, lo primero que debéis hacer es limpiar las pescadillas y sacar dos filetes de cada una. Por supuesto, podéis pedirle al pescadero que lo haga por vosotros. Pelamos los gambones, reservamos por un lado las colas y por otro las cabezas y las cáscaras.

Cuando tengáis listos los filetes y los gambones, nos pondremos con la salsa. Picamos la cebolleta y un diente de ajo pequeño. No hace falta que os esmeréis mucho, ya que luego trituraremos todo. En un cazo con aceite caliente echamos la cebolleta y el ajo -añadiremos también una pizca de sal- y dejamos que se doren. Procurad que el fuego no esté muy alto para evitar que se os queme el ajo.

Cuando la cebolleta haya pochado un poco, añadimos las cabezas y cáscaras de los gambones. Con la ayuda de un tenedor, iremos aplastando las cabezas para que suelten su jugo. En este momento, podéis subir un poco el fuego para que las cáscaras se tuesten un poco.

Cuando notéis que el jugo empieza a pegarse en la base del cazo, es el momento de añadir un chorrito de brandy. Dejamos que hierva unos minutos para que se evapore el alcohol y añadimos el tomate maduro pelado y cortado en cuartos. Sirve también el tomate de bote, uno si es entero y dos o tres cucharadas si es triturado. Removemos bien durante un par de minutos y añadimos medio vaso de agua. Dejamos hervir durante un par de minutos más.

Trituramos la mezcla con una batidora y, a continuación, pasamos la salsa por un chino para que quede fina y sin restos de cáscara. Reservamos.

Laminamos el otro diente de ajo, pelamos las almendras y las machacamos con la ayuda de un mortero. Recuperamos las colas de los gambones y las cortamos en tres o cuatro trozos. En una sartén con aceite, doramos el ajo laminado, añadimos las almendras y, cuando hayan cogido color, echamos las colas troceadas. Salteamos durante un minuto. Es importante no cocinar demasiado las colas para evitar que se endurezcan.

Paralelamente, salaremos ligeramente los filetes de pescadilla y los cocinaremos a la plancha. Empezaremos a hacerlos, como siempre, por la cara de la piel. Un par de minutos por cada lado deben ser suficientes.

La idea es que hagáis estos dos pasos a la vez pero si no sois muy fans del multitasking, podéis hacer primero una cosa y luego la otra. Nosotros votamos por hacer primero los filetes.

Es el momento de emplatar. Colocamos los filetes, salseamos ligeramente con el jugo de gamba y por encima añadimos un par de cucharadas del salteado de gambas, ajo y almendras. Rematamos con otro chorrito de jugo de gamba y ¡a comer!

Nosotros hemos acompañado el plato con unos canónigos con aceite de oliva y limón que le han sentado de maravilla pero podéis acompañarlo también con unos espárragos trigueros a la plancha, unas patatas al horno o confitadas o incluso un poco de pasta fresca.

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí