Los ‘influencers’ son una mala influencia para la alimentación de los más pequeños

(Foto: GTres)

¿Pueden los Youtubers, Instagramers e influencers en general -esa nueva raza de famosillos– afectar a la alimentación de los niños? Si son capaces de marcar tendencias en cuanto a modas, juegos, destinos de vacaciones o la penúltima tontería de turno, ¿pueden hacer que los más pequeños coman mejor o peor?

Para comprobarlo, una estudiante de doctorado en la Escuela de Psicología de la Universidad de Liverpool (Reino Unido) se animó a realizar un sencillo experimento.

176 niños con edades entre 9 y 11 años fueron divididos en tres grupos y se les mostraron vídeos de youtubers que no comían pero tenían en las manos un móvil, otro de personas comiendo snack sanos y el tercero con videobloggers zampando comida basura.

Tras esta sesión de vídeo se les dio 10 minutos para picar algo, con opciones a elegir entre comida sana (zanahorias, fruta…) o chocolatinas y demás. ¿Y qué pasó? En realidad nada que no sea totalmente previsible.

Los que vieron los vídeos de influencers sanos no comieron más sano de lo que comen normalmente ni tampoco consumieron más o menos alimentos. Es decir, efecto nulo. Tampoco ver a gente haciendo otras cosas les hizo comer más o menos.

Pero, como era de esperar, ver vídeos de gente atiborrándose a comer cerdadas hizo que los pequeños consumieran un 32% más de calorías que los niños que habían visto los otros vídeos.

Una cifra que puede no decir mucho dicha así, pero que representa -explica la experta- la diferencia entre una ingesta de alimentos correcta y el camino al sobrepeso, una de las mayores epidemias entre los menores del primer mundo.

Evidentemente, no se trata de culpar a estos influencers de un problema de salud pública que va más allá de sus vídeos y fotos en redes sociales, pero se trata de una prueba más de la necesidad de regulación de los contenidos que llegan a los más pequeños.

Empezando, claro, por la industria alimentaria y su publicidad de alimentos poco sanos dirigidos a menores. Y continuando por todas esas estrellas que, a cambio de un cheque más o menos jugoso -algunos se venden por una caja de galletas, otros por pequeñas fortunas-, no tienen problemas en zampar toneladas de azúcar delante de los más pequeños.

2 COMENTARIOS

  1. Llamar influencer a un / una gilipollas engreído que se cree con criterio para dar lecciones de vida es patético. Unos pocos años, hasta que físicamente no sean atractivos o maduren un poco y se les acabó el chollo. Estoy completamente a favor de las nuevas tecnologías, pero aquí estamos hablando de adolescentes con demasiada estima de sí mismos.

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