El propietario tiene la opción de reclamar la propiedad del perfil de un local que aparece en TripAdvisor pero no de cerrarlo, porque la libertad de expresión y el derecho de información de los potenciales comensales prevalece.
Algo así dice la reciente sentencia en la que la polémica web sobre opiniones de restaurantes vencía frente a un no menos polémico restaurante de Valencia -su fama no es demasiado buena, digamos- que había presentado una demanda de más de 600.000 euros por daños morales.
Y, como suele ocurrir, más interesante que el caso concreto o la cifra que exigía el demandante, y más importante que la victoria de TripAdvisor es la jurisprudencia que crea esta sentencia y sus reflexiones sobre la relación entre esta web y los negocios que aparecen en ella. Muchas veces contra su propia voluntad, tal y como algunos restauradores se encargan de recordar de vez en cuando.
La sentencia, de hecho, hace especial hincapié en este asunto ante los argumentos del demandante que hablaba de la mala fe de TripAdvisor al impedir borrar el perfil. Según el juez, no se puede juzgar el modelo de negocio de la compañía, sino de este caso concreto.
Y en él -asegura- no hay mala fe por parte de la web de opiniones, puesto que los comentarios son realizados por personas ajenas y porque TripAdvisor dispone de filtros para impedir que se cuelen opiniones falsas e interesadas.
Sin duda, otro de los puntos más polémicos de la sentencia y del tema, puesto que esta es una de las quejas más habituales de muchos restaurantes: es relativamente sencillo publicar una opinión falsa para dañar, por ejemplo, la imagen de un local de la competencia.
¿Los filtros de TripAdvisor funcionan como asegura esta sentencia? En realidad se habla de dos mecanismos de control, pero la práctica ha demostrado ya demasiadas veces que hay un amplio margen de mejora.
El suficiente, al menos, para que restaurantes que no existen se conviertan en el número uno de una localidad, por ejemplo. O para acabar con las empresas que, sin demasiado disimulo, incluyen entre sus servicios el posicionamiento de un local mediante opiniones falsas.
No se trata, insistimos, de si en este restaurante de Valencia se come bien o es un horror como aseguran muchas opiniones. El tema es la indefensión de los hosteleros ante un sistema en el que aparentemente todos ganan menos ellos.
Es una vergüenza, pero en fin, la web tiene sus pros y sus contras…