Dabiz Muñoz, ‘El Xef’ que no tiene miedo de ser una estrella

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“Esto no es un programa de cocina”, advierten nada más empezar El Xef, esa especie de docu-show dedicado a David (o Dabiz, como se hace llamar) Muñoz, que el pasado domingo estrenó Cuatro. Una declaración de intenciones que sumada a todo lo que se había dicho y oído sobre este programa no hacía presagiar nada bueno.

Así que con los cuchillo afilados y el teclado a mano para ejercer ese noble arte de despellejar a la estrella de turno, al final el resultado fue una decepción: El Xef nos gustó. O mejor dicho, nos pareció bastante mejor de lo que esperábamos que, siendo sinceros y teniendo en cuenta que la relación entre cocina y televisión siempre suele saldarse con la derrota de la primera, tampoco era demasiado.

No se trata de hacer la pelota al cocinero más mediático del momento y al que posiblemente le sobren palmeros. De hecho, las críticas fáciles y que mejor funcionan son aquellas en las que se dice lo que casi todo el mundo espera oír pero con mala leche y algo de gracia: más cocina espectáculo, más egos desbordados, más cocineros ejerciendo ese cansino papel de malotes y canallas…

Todo eso es verdad, pero como ya lo sabemos sería cínico hacerse los sorprendidos a estas alturas del juego. La alta cocina tiene algo de circo, y casi es peor intentar negarlo que directamente dedicarle un programa de televisión a uno de sus protagonistas. España necesita un nuevo Ferran Adrià que no sólo deslumbre con su talento y esa genialidad a veces pasada un poco de rosca, sino que también sepa convivir sin disimulo con la fama y las portadas. David Muñoz -el cocinero más joven del país con 3 estrellas Michelin en DiverXO– es ese personaje que el mundillo de la cocina y todo lo que se mueve a su alrededor quiere, y El Xef no es ni más ni menos que su retrato.

Pero la cocina en prime time tiene que pagar unos peajes, claro. Y a este programa no le falta ni uno. Tenemos la historia del chico de barrio hecho a sí mismo y que logra triunfar, los momentos emotivos con la madre o en los que el rebelde se emociona junto a su maestro (Abraham García, de Viridiana), el mal rollo en la cocina con Muñoz ejerciendo de jefe exigente, las frasecitas motivacionales sobre la zona de confort y demás, e incluso el momento runner al final del día.

No es un programa de cocina, cierto, pero también es verdad que hemos visto más que en muchos de esos concursos que teóricamente sí lo son. Así que puede que lo que nos haya gustado es la aparente sinceridad con la que alguien que está ahora mismo en la cresta de la ola, ni peca de falsa modestia ni hace como si la guía Michelin a él le diera igual. Dabiz es una estrella, lo sabe y le gusta. Punto.

“Aunque no lo parezca yo soy un tío normal”, suelta tras asegurar que si existiera una cuarta estrella la merecería, o -esto nos encanta- hablar de él en tercera persona. Sí, en El Xef hay momentos dignos del mejor Celebrities de Muchachada NuiDe hecho, dice la leyenda que en su móvil salta un contestador en el que asegura no poder atenderte por estar creando, así que la frontera entre el personaje y la realidad parece ser bastante delgada.

¿Demasiado peloteo al protagonista en el programa? Claro, pero cualquiera que haya visto alguno de los documentales dedicados a los grandes cocineros del momento sabrá que ese tono épico y la falta de crítica son habituales. Da igual que se hable de Adrià, de los Roca o de Gastón Acurio, porque el guión siempre es amable. Así que sería injusto pedir ahora una dosis de miserias.

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Eso sí, con lo visto hasta ahora, considerar -como se puede leer por ahí- El Xef  un retrato de la alta cocina es bastante absurdo, porque falta esa parte oscura que, como toda profesión, también se da entre fogones. A quienes les interese, que echen un vistazo a El Chef de Simon Wroe, que ahí sí que hay una buena dosis de miserias.

Pero no nos engañemos, El Xef ni es ni pretende ser eso. Esto es, insistimos, prime time, y aunque nos pueda parecer totalmente irrelevante o aburrido el dichoso factor humano o saber con quién duerme Muñoz -que por lo visto algo de eso también vendrá- estamos en la tele, hay que llenar varios capítulos y ya han avisado que esto no va de cocina sino de la historia de un sueño. Si no lo hemos entendido, igual el problema es nuestro o, sencillamente, no es un programa para nosotros.

15 COMENTARIOS

  1. ¿Hablando de sí mismo en tercera persona…. al igual que suele hacer el papa? Vamos, entre tanto ego no sé como los fogones no salen pitando. Qué garrulo, me da igual lo genial que sea su cocina, prefiero la cocina de la abuela mil veces.

  2. A mí me encantó verlo. Al final, las personas como él, son las que llegan alto. Las, en cierto modo, obsesivas con la perfección, las luchadoras, etc. Y si eres todo eso, y llegas alto, por qué no puedes creértelo? los que ladran al ver a este tipo de personas no soportan que los demás tengan éxito y ellos no, quizás porque deberían ocupar más tiempo a hacer algo por sus vidas y no sólo fijarse en las de los demás pa criticar, criticar, criticar.

  3. No vi el programa y por lo tanto, no puedo opinar.

    Pero el otro día vi una entrevista de este chico en Espejo Público y tengo que decir que me sorprendió muy positivamente.

    Está claro que a su alrededor ha montado todo un show y que esa imagen transgresora y diverxa (guiño, guiño…) vende. Pero a mí me pareció un hombre con los pies en la tierra, muy trabajador, que se ha currado y se curra a diario estar donde está y desde luego, de tonto, ni un pelo. Dejó claro que a nadie le regalan nada y animó a los jovenes a luchar por sus sueños. Lo dicho, a mí me pareció muy, muy coherente y me gustó mucho la entrevista.

    En vez de tanto criticar deberíamos estar orgullosos de tener un chef español de renombre. ¡Mucho éxito, chaval, te lo mereces!

  4. Di que si. Chapó por este currante. Un tío que tuvo claro desde pequeño lo que quería y luchó por conseguirlo. Y qué pasa? Que ahora va a tener que andar con falsas modestias para complaceros a unos pocos? Yo prefiero que sea así. Un tío de verdad. Los que critican a alguien como él, no sé qué valores inculcarán a sus hijos, pero seguramente sus hijos el día de mañana se camuflarán en twitter a poner verde a los que tienen éxito. Ah, espera, que eso ya está pasando!

  5. Casi que estoy un tanto harta de tanto cocinillas televisivo, yo no se el resto de los humanos pero en casa solemos comer sota, caballo y rey y déjate de rollos macabeos, si salgo por ahí un pescado o carne a la plancha (sin sofrito ni salsas, si el género es buena, está de muerte) y la ensalada o sopa típica, vamos algo que pueda y sepa diferenciar con mis ojos sin necesidad de que me lo sermoneen a la oreja antes de comerlo, llámese cocina tradicional sin historias varias.
    Vamos, que conmigo negocio, estos chorbos, no hacen.

  6. 6. Aunque alguien te demuestre que es un genio si no te gusta la imagen no lo vas a respetar?.
    Pues entonces de David Bowie ni hablamos, no?. Tú mismo con tú organismo, ahora bien luego no te extrañes si no tienes amig@s.
    Increíbles este tipo de comentarios en siglo Xxl, concretamente el12/01/2016 a las 09.21h.
    A mí también me chirrían algunas cosas del entorno del personaje , pero si analizo lo que dice y hace me parece un tío extraordinario . Conmigo tampoco va a hacer negocio esto lo tengo claro,pero no renuncio a que me inviten. Por qué no probar?, seguro que te lo pasas de puta madre en su local.
    Es duro pensar en los 400 payasos , 2 pax con vino mediano, que te cuesta el aniversario , o el cumple de la novia.
    Como digo siempre , hay muchos mundos y todos están en éste o éste o éste, es cuestión de dar con el que quieres.

  7. Me gustó el programa, desde las promos a lo «La naranja Mecánica» hasta los tópicos del momento «madre» de un triunfador que nos hace ver lo terrenal del personaje. En España vivimos en la cultura de que hay que ser modesto, como si reconocer nuestros logros fuese poco menos que motivo de escarnio, craso error, la humildad de que uno puede aprender de todos no se debe perder, pero pasar por la vida pidiendo disculpas por los logros conseguidos con el ánimo de que nadie se ofenda, es un error muy español, vivimos en la continua envidia, solo hace falta ver algunos comentarios, exigimos a los demás lo que no somos capaces de poner en práctica. Hay quien me sacará ejemplos como Nadal, el elegido como icono de éxito y humildad, y cierto es, pero no porque no se crea que es un genio, sino porque reconoce con humildad sus fallos y los aciertos de sus rivales, y ello no quita que su actitud sea de querer ser, sentirse y defenderse como el mejor. Ole por este chico.

  8. Pues a mí me parece que se está vendiendo demasiado, pero no por ello le voy a criticar, ni mucho menos voy a criticar su trabajo, que sin duda es admirable.
    Me parece perfecto, Marian, que tu comida sea básica y que disfrutes con ello, pero si «estos chorbos» no hacen negocio contigo solo hay 2 motivos, o que no puedes permitirtelo, o la ignorancia.
    Justamente el día de Reyes me di un homenaje en un restaurante con estrella michelín con el «típico» menú de degustación por 80€ sin bebida, y disfruté como un enano. Evidentemente no es un sitio para ir frecuentemente (principalmente por los €€), pero una cena en estos sitios es un placer que no se olvida. Y te lo dice alguien que disfruta también comiendo un filete, un pescado, un cocido y hasta una sopa de sobre.

  9. FCB, podría permitírmelo pero no me compensa ,que quieres que te diga, será que tu paladar es muy sibarita, el mío todavía es normal y gracias a eso no sigo el juego de moda al estilo «borreguito» (sin ofender, lo digo por lo que hacen unos «guapos» lo hacemos todos que da caché), que parece que no hayan visto algas con cacahuetes y foie mezclados y cantandos en su vida.
    ¿Has oído alguna vez a uno de los mejores sumilleres del mundo decir que el mejor vino es el que le gusta a uno?. Pues eso.

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