¿De vacaciones en Londres? ¿Has tenido ya tiempo para darte cuenta de que eso de que en la capital inglesa se come mal es una auténtica memez? Estupendo. Ahí va un consejo por si un día de estos entra el antojo de hamburguesa: Byron. En realidad es una propuesta que hemos cogido prestada del mismísimo Luisete -amigo de la casa y un auténtico gurú nacional del tema hamburguesil– al que recurrimos en nuestra penúltima visita a la capital inglesa.
Se trata de una cadena con casi 30 locales muy bien repartidos por Londres y otras ciudades inglesas y que, al menos por ahora, no ha desembarcado en el continente, como dicen los británicos. Sí, de acuerdo: mejor locales con personalidad propia que franquicias que repiten fórmula y se multiplican por docenas. Pero hay que reconocer que tras leer su historia nos ha convencido su filosofía para montar una hamburguesería en condiciones.
En cualquier caso, la buena localización es el primer dato a tener en cuenta: se puede cenar sentados, en pleno Soho (Byron at the Intrepid Fox 97-99 Wardour Street) una señora hamburguesa de calidad con sus acompañamientos, cerveza local (Camden Hell, muy buena) y con ese ambientillo de sitio de moda -los hay menos cool, si preferimos- por unas 20 libras. Si te parece mucho date un paseo por el Born de Barcelona -que no es Londres- y ya hablamos.
¿Qué comer? Pues hamburguesa, claro. Todas tienen un peso de 6 onzas -170 gramos, maldito sistema imperial- aunque existe la posibilidad de duplicar su tamaño por 4 libras más. Los precios andan entre las 7 y 9 libras. ¿Recomendación? La Byron con queso Cheddar maduro -de ese que hay que traerse de recuerdo- merece mucho la pena.
Carne de calidad de Escocía, hecha al punto -salvo que se indique lo contrario-, pan que aguanta el tipo y unos estupendos aros de cebolla con alguna hierba animando el rebozado y unos calabacines fritos bastante originales en una hamburguesería. Para que luego digan que en Londres no se come verdura.
A los postres no llegamos, pero la carta de vinos y cervezas -incluidas unas cuantas artesanas y también una con etiqueta de la casa- es bastante completa para un local de este tipo, con cocina a la vista y también opción de recoger la comida para llevar. Abren hasta las 11 de la noche (11.30 viernes y sábado) así que también podemos echar por tierra ese absurdo tópico de que en Londres sólo se puede cenar a las 7 de la tarde.
Eso sí, habrá que llegar temprano o, mejor, algo tarde si no queremos pasar un rato en la cola.