Ya no se hacen galletas como las de antes: un homenaje al mítico ‘Surtido Cuétara’

Todavía existe. Ahí estaba el otro día, en el estante del supermercado entre galletas mucho más exóticas, coloridas y sofisticadas. El Surtido Cuétara que en nuestros años mozos era sinónimo de días especiales o visitas a la hora del café, ahora luce un tanto abandonado en la parte baja de la sección de galletas, reclamando un poco de atención y posiblemente añorando tiempos mejores.

Y la verdad es que estuve tentando de caer después de haber visto un genial hilo de Twitter en el que se hablaba de este producto. Pero solo con ver la foto de la caja y las galletas que incluía recordé lo que decía Juan Luis Saldaña nada más empezar su divertido repaso a este surtido: el bueno era el de antes, el de los 90, no este de ahora «más triste que una canción de Álex Ubago».

Seguro que a muchos nos suenan esas historias que cuenta: las luchas por hacerse con las galletas más codiciadas -normalmente las que iban envueltas-, la tontería de «fumar» con el rollito, o la espera a que alguien se terminara esa integral que siempre se quedaba para el final, antes de poder empezar con la segunda bandeja. Cuentan que en las familias más desestructuradas incluso estaba permitido comer de las dos bandejas a la vez, pero seguro que es una leyenda urbana.

Frente a aquella maravilla de surtido y de lema («En la variedad está el gusto»), ahora se opta por un entrañable «Comparte un momento especial». A ver, que no queremos compartir, que queremos comernos las galletas buenas antes de que alguien se nos adelante.

O queríamos. Porque aunque algunas han resistido el paso de los años, por lo visto, la guerra contra el plástico se la están tomando muy en serio en Cuétara. Algo que celebramos porque es verdad que entre las bandejas y las galletas envueltas la proporción de envase-comida estaría en un 80-20 aproximadamente. Tanta caja y tan poca galleta.

Aunque posiblemente esa proporción que nos acabamos de inventar no habrá variado demasiado, es verdad que ahora las galletas ya no van envueltas. O eso parece en la caja, porque confesamos que hace mucho que no vemos una por dentro. En cualquier caso, bien por el planeta, mal por uno de los encantos del surtido clásico. Donde, por cierto, había «16 especialidades diferentes, para variar», y ahora hay que confirmarse con 11. La integral aquella ya no está -posiblemente porque la legislación actual no permitiría llamarla así-, pero algún desalmado se ha atrevido a colar las aburridas Napolitanas en el nuevo surtido.

¿Simple nostalgia gastronómica de aquellas tardes de café y galletas o realmente las de antes eran mejores? El caso es que, con la tontería, ahora se me ha antojado volver a probarlas.

12 COMENTARIOS

  1. Uno, que ya tiene algunos años y poco pelo, termina dando la razón a ‘la razón’ aunque no sea políticamente correcto expresarlo … «cualquier tiempo pasado fue mejor».
    Lo que hoy se entiende por comida ‘sana’ es tan sana como cualquier comida ‘insana’ de ayer o incluso menos.
    Incluso hoy se da la paradoja de que nos digan que montar en bicicleta o andar es la repera para cuidar la salud, como si alguien hubiera inventado el agua … cuando antes siempre ibas en bicicleta o andando.

    Lo que hacen la publicidad, la ‘industria’ de la salud y los ‘modernos’.

  2. ¡Me encantaban esas galletas! No sabía que todavía existían. Ya lo decía Jorge Manrique: Cualquier tiempo pasado fue mejor. Al menos en lo que se refiere a estas golosinas.

  3. Pues que quieres que te diga, el surtido Cuétara en mi opinión, era bastante mediocre. Se acababan primero los barquillos y las de chocolate y el resto ahí se quedaban en su caja, mas secos que la mojama y tu madre/abuela no la volvía a comprar hasta que no terminaras toda la caja (normal), cosa que duraba meses. Y yo era y soy un goloso empedernido.

  4. En mi casa no entraban los croisants, ni los donuts, ni tartas industriales, y en general ningún dulce, salvo las tartas, natillas, galletas y helados caseros con ingredientes naturales. En las celebraciones se hacía una excepción y mis padres traían refrescos, pastelitos de la pastelería (normalmente cañas de crema) y la caja de surtido Cuétara, que nos gustaba a todos. La primera galleta en desaparecer era la que venía envuelta en papel de caramelo. En realidad no era la más rica, pero esa envoltura hacía que fuese la galleta más codiciada.

    Con respecto al primer comentario, de Héctor, le doy toda la razóon. Todo lo que ahora se valora como sano como si fuese el descubrimiento del siglo ya lo hacíamos de pequeños, yo soy de finales de los 70. Íbamos en la bici a todas partes, o corriendo, caminando, casi no existía el sedentarismo. Yo me pasaba la vida caminando con mis amigos, con la bici, jugando a la goma, a la cuerda, mariola… Saltos que ahora se consideran entrenamiento de «endurance», jajaja. En fin, es que yo me crié en un pueblo y todos teníamos una vida muy activa, además de huertas, nuestros árboles frutales, etc. Se echa de menos esa vida.

  5. Qué cierto!!!! Yo dejé de comprar el surtido actual por que no se comian.
    El surtido antiguo le da mil vueltas al actual.
    Ojalá volviera, pero me temo que no va a ser así.
    Y lo mismo me sucede con las galletas principe no se parecen nada a las antiguas.
    Saco positivo que así no como galletas y mi cuerpo me lo agradece, pero seguro que si vuelven a comercializar las versiones antoguas, las compraba.

  6. El auténtico surtido Cuétara se horneaba y fabricaba a 12 kilómetros del pueblo Chinchón. Concretamente en Villarejo de Salvanés.
    Creo que habría que crear un museo de sabores, patrimonio nacional. Donde nunca debería faltar aquel mítico sabor anaranjado Mirinda, polos Drácula/ súper espía y los peta zetas crepitando en tu boca.

    Sniffff.

  7. 14 años de mi vida entregado al mundo de las galletas Cuetara, y toda mi vida personal relacionado con la familia.
    Lo único que puedo decir del Surtidido Cuetara. Hera una referencia estacional que sobre todo se vendia en Navidades y celebraciones familiares.
    Las vendía por camiones completos y hubo un año que regalamos coches Mercedes de la clase 190 en los hipermercados. Que luego se sortearon entre los consumidores.
    El que más se vendía el 1° 800 grs, 2° 1.200 grs y 3° 400 grs.
    Unos años muy bonitos, donde me formé profesionalmente y conocí a grandes personas y buenos amigos.

    Mi más sincero abrazo y recuerdo para [email protected] [email protected].

  8. Estoy con Javi, las principe no son lo que eran tampoco. Yo no comía nada de esto hasta que empezó la pandemia. Como vivo sola, estaba aburrida, desesperada… Me aburría hasta de la comida de siempre y tuve que comprar cosas nuevas para que me apeteciesen de nuevo. Cosas nuevas porque no las comía desde hacía 20 años lo mismo! Y compré este surtido y no saben ni igual las que están que estaban antes, acabé usándolas de base en una tarta de queso. Pero las principe igual, el chocolate no me sabe ni parecido! Pero me ha pasado con muchas más, las campurriana, sin ir más lejos.
    Qué pena me da, yo lo compré con toda mi ilusión… Y nada 🥺

  9. Llevo mas 30 años vendiendo la Galletas Cuetara Surtidas, la verdad no la calidad o la excelencia en ellas, es la marca y prestigio por lo que se vende, hoy en dia hay surtidos superiores, pero estás no pueden faltar, porque la gente las reclama. 🙂

  10. Que pena, 🥺 ayer me compré el surtido y no tienen nada de sabor como el de antes, que decepción. Me daba igual la forma pero que tuviesen el sabor de antes, que disgusto. Ni las galletas príncipe, ni los pandorinos de dulce sol. 🥺
    No voy a comprar nunca más, son demasiadas veces de decepción 😔

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