
En esta casa somos muy de respetar las fiestas de guardar, así que el 16 de enero está marcado en rojo como fecha importante del calendario. Y es que desde hace unos años este día se celebra el «Día Internacional de la Croqueta». No sabemos cómo de internacional será en realidad -nos cuesta imaginar a los vecinos de Ohio celebrándolo, por ejemplo- o el origen, ni por qué el 16 de enero y no cualquier otro día, pero cuando algo gusta mejor no hacer demasiadas preguntas.
Así que para festejarlo por todo lo alto y mientras nos zampamos las croquetas de chocolate que quedan de ayer, hemos recopilados algunos trucos y curiosidades de uno de los platos más populares y tradicionales de la gastronomía española.
· Origen francés. Aunque las croquetas se han convertido en uno de los iconos de las tapas españolas, en realidad se trata de un invento francés cuyas primeras referencias se remontan a la corte de Luis XIV. La bechamel ya hacía tiempo que estaba inventada, así que sólo faltaba poner por encima una capa crujiente y ponerle nombre: croquettes, del verbo croquer que significa crujir. Todavía tardarían más 50 años -las referencias varían entre 1860 y 1900- en dejarse ver por España y convertirse en un plato más o menos habitual.
· También en bocadillo y en máquinas de vending. Pero no sólo en España son un bocado fácil de encontrar en casi todas las casas y bares. Dejando a un lado las variedades locales, otro de los lugares enamorados de las croquetas son los Países Bajos. De hecho, en Amsterdam y otras localidades holandesas, las populares máquinas de vending de comida siempre reservan un espacio para enormes y contundentes croquetas. No es lo único que sorprende por allí al hablar de croquetas, porque también es habitual comérselas entre pan y pan. Y tras probarlo, la verdad es que están bastante buenas.
· La clave, reposar la masa. En cada casa y cada pueblo las croquetas de hacen de una manera y, conociéndonos, cada una de esas recetas será la única, auténtica y la mejor del mundo. Así que variedades y trucos hay muchísimos, también listas con las mejores del país aunque, sinceramente, cualquier que haya viajado un poco y probado unas cuantas seguro que tiene más de 10 favoritas y una lista que se va ampliando sin parar.
¿Son mejores las que son más mazacote que las llamadas croquetas fluidas? ¿Que haya mucho relleno o mejor una bechamel protagonista? Depende de a quien se le pregunte. Pero más allá de la calidad de la bechamel y los ingredientes, hay un truco que funciona muy bien: dejar reposar la masa de un día para otro antes de dar forma a las croquetas. Si una vez listas y con pan rallado, volvemos a no tener prisa en freírlas, también ayudará a tener unas croquetas perfectas. Signifique lo que signifique eso.
· Croquertilla, la croqueta de tortilla. Lo descubrimos el año pasado -con la consiguiente bronca de los de «eso ya se hacía en mi pueblo hace 8 siglos»- y nos fascinó tanto que probamos a hacerlo en casa. Y salió. Hablamos de la fusión entre dos de las tapas más populares del país: la tortilla de patatas y la croqueta. El resultado es una croquertilla que puede ser una buena forma de celebrar esta fecha sin traicionar a nuestra también amada tortilla.
· El récord de comer croquetas. Parece un chiste, pero se cuenta -quién sabe si como anécdota heredada o historia real- que el récord mundial de comer croquetas lo tiene un vasco. Y es que el bueno de Patxi Bollos, cuenta la prensa de la época, se zampó nada menos que 236 croquetas que tenía que llevar desde un restaurante a un banquete. Vaya, un Deliveroo adelantado a su tiempo que, en previsión del sueldo miserable, decidió cobrarse en especies y, por lo visto, después de este aperitivo, cena.
· También dulces y veganas. De pollo, de jamón, de cocido, de espinacas… La lista de ingredientes que pueden ir en una croqueta es prácticamente infinita. Por algo estamos hablando de una receta de aprovechamiento, perfecta para dar salida a lo que tengamos en la nevera. Pero lo que muchas veces se nos olvida es que también hay sitio para las croquetas dulces, como estas de chocolate que preparamos ayer y que seguro que indignan a algún talibán croquetero. Y si la bechamel clásica no es compatible con nuestra dieta vegana, que no cunda el pánico porque también tenemos una receta adaptada.
· La polémica Adrianesca entre croquetas y cachopos. Aunque, por suerte, las croquetas normalmente no protagonizan conflictos internacionales como la paella, de vez en cuanto también merecen algún titular. El último fue gentileza de Ferran Adrià, que se atrevió a comparar el cachopo asturiano con una simple croqueta. Además de conseguir cabrear a media Asturias -la otra media tampoco está tan convencida de que eso sea la mejor aportación gastronómica de la tierra-, también despertó la inventiva de un bar que, en su homenaje, creó que la croqueta de cachopo.