Receta de ‘cloud eggs’: ¿cómo se preparan los huevos nube?

Fotos de Emma García para La Gulateca

Cuando un plato se pone de moda puedes hacer dos cosas: patalear en un rincón diciendo que todo el mundo es tonto por seguir las tendencias de turno -que muchas veces es cierto, ojo- o asomarte a ver si la receta en cuestión merece la pena o es una soberana tontería.

Y con permiso del omnipresente aguacate, la comida de colores en plan unicornio y otras tendencias del momento, ahora mismo arrasan los llamados cloud eggs. Al menos en Instagram que, guste o no, se ha convertido en ese lugar en el que saber si una receta está de moda. Que sea comestible o esté rica ya es otro tema, claro.

El caso es que estos huevos nube, lejos de ser un invento nuevo de alguna bloguera de moda healthy, tienen unos cuantos siglos de historia. Concretamente es una receta cuyos orígenes se remontan nada menos que a 1651, cuando a alguien se le ocurrió cocinar unos Oeufs à la Neige (huevos en nieve). Y casi 400 años después, aquí están, triunfando en redes sociales y revistas de tendencias.

Resultones y fáciles de hacer, nos hemos animado a probarlos para ver cuánto de cocina y cuánto de tontería hay en estos esponjosos huevos que, sobre todo, quedan tan bien en las fotos.

Prepararlos es tan sencillo que en este caso no hace falta lista de ingredientes ni trucos de preparación. De hecho, sólo necesitamos un huevo, un bol, un horno y un poco de gracia para que quede bien bonito.

La idea es separar la clara y la yema y batir la primera a punto de nieve para darle una textura cercana al merengue. Así que, una vez que tenemos las claras separadas -ya sabéis, abrir huevo, cuenco debajo e ir pasando la yema de un lado a otro dejando que la clara caiga-, añadimos una pizca de sal y batimos con energía con unas varillas -o batidora- durante unos 5 minutos.

Para animar un poco el tema, podemos añadir un poco de pimienta o alguna otra especia. Cuanto estén a punto de nieve (que podamos colocarlos en una superficie y mantengan la forma-, preparamos una bandeja del horno con papel de hornear y colocamos una montañita de esta espuma de las claras por cada yema que tengamos.

Con el horno precalentado, horneamos a 200 grados -con calor arriba para darle un poco de color-, y en 5 minutos ya lo tendremos listo. La idea es que quede como una especie de merengue horneado, ligeramente gratinado por arriba.

Apagamos el horno y sobre cada nube de clara depositamos con cuidado la yema del huevo. Una pizca de sal y pimienta y vuelta al horno para que con el calor que queda se cuaje un poco la yema. Dependiendo de si nos gusta más o menos hecha, ajustamos el tiempo.

Y listo. Así de fácil es preparar los famosos huevos nube. ¿Están buenos? Pues la verdad es que no esperábamos gran cosa tras escuchar las críticas de sus detractores, pero no están nada mal. Es verdad que la parte de la «nube» no sabe a mucho, pero tampoco en los huevos fritos, ¿verdad?

La gracia es romper la yema -que ejerce de sol en medio de la nube, por si todavía no lo habíais pillado- y mezclar, para que esté todo más rico. Además, no necesitamos aceite para prepararlo, con lo que quedan más ligeros que los huevos fritos de toda la vida.

Tampoco es como para comerse media docena o desayunar esto cada mañana, pero puede tener gracia para probar un día algo diferente.

3 COMENTARIOS

  1. pues eso pensaba yo antes de probarlo, que era merengue soso con yema, pero la verdad es que está muy bueno y sabe a huevo frito.

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