Si una mañana en tu bar de siempre el café pasa de 1,5 a 3 euros, la primera reacción sería salir corriendo o buscar otro lugar en el que desayunar. Pero, ¿y si ese incremento del precio repercute directamente en el sueldo de los camareros?
Algo así es lo que propuso hace ya unos meses una cafetería de Denver, con un mensaje muy claro: queremos pagar a nuestros empleados más y hacer que ganen 50.000 dólares al año, y para eso tenemos que subir el precio de los cafés. «Y si hay un momento en el que hacer esto es ahora», añadían pensando entonces en la reapertura tras el confinamiento primaveral.
Es otro país, otras cifras y otros precios. Pero para hacerse una idea de la propuesta, el latte que costaba 4,5 dólares pasó a 6,75 dólares. Además de subir el salario, la idea es acabar también con las propinas, lo que en muchos bares y restaurantes supone una parte importante de los ingresos de los empleados.
Hubo reacciones para todos los gustos, desde quienes aceptaron encantados el acuerdo hasta los que aseguraban que jamás pagarían casi 7 dólares por un café. «Estás devaluando el trabajo de los que te sirven y haciendo que su nivel de vida dependa de algo tan incierto como las propinas», respondieron los responsables del negocio.
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¿Y qué pasa con los productores de café? La pregunta es muy lógica teniendo en cuenta las particularidades de un producto como el café, cuya diferencia de precio desde la finca a la taza es descomunal. Pero, en realidad, es solo una más de la larga lista de dudas y debates que genera poner una idea así sobre la mesa.
Aunque no es nada nuevo ni que no sepamos. Dejando a un lado que es verdad que el café suele ser uno de los productos con más margen -sobre todo si el café es malo-, la idea es aplicable a muchos otros sectores donde los precios muy reducidos acaban repercutiendo en las condiciones de los trabajadores.
Si entendemos que pagar dos euros por una camiseta implica que hay mucha gente detrás que no está cobrando lo que toca, ¿por qué no aplicar la misma lógica a la hostelería?
Que sí, que la relación salarios-precios en España no hace que el café a 1,5 euros sea un chollo. Y, efectivamente, dejar en manos del cliente la dignidad salarial de los trabajares es un poco así. Sobre todo en un sector como la hostelería, donde es de sobra sabido lo que ocurre con sueldos, horas extras, contratos…
Nos gustaría pensar que es el Estado y las leyes los que tienen que asegurar la dignidad laboral. Pero tampoco se puede obviar la responsabilidad como clientes en el asunto.
Por cierto, meses después, no sabemos qué tal fue el experimento, pero comentarios recientes hablan de los precios y aseguran que los pagan encantados.
Pues a mi me parece una idea genial….voy ahora mismo a mi jefe, a decirle que me suba proporcionalmente el sueldo, y luego me bajo a por un cafetito….
Tengo entendido que lo de la propina en U.S.A. es prácticamente obligatoria, incluso en muchos establecimientos la añaden a la factura. Entonces si de lo que se trata es de aumentar el sueldo directamente a los trabajadores no lo veo mal, además el nivel de vida en ese país es bastante más alto que el de aquí.
De todos modos, yo creo que lo de la propina debería de ser siempre voluntaria y en todo caso un agradecimiento por la atención recibida.