
La fotografía y las gastronomía siempre han tenido una relación muy fructífera. Más allá del arte de sacar buenas fotos de alimentos o platos, algunos autores han ido más allá convirtiendo la comida y la cocina en el centro de unas imágenes.
Unas instantáneas que en ocasiones -ahí está parte de la gracia- esconden ese origen gastronómico para jugar a parecer lo que no son. Tras los espectaculares paisajes gastronómicos de Carl Warner y las geniales sartenes planetarias de Christopher Jonassen en su trabajo Devour, ahora descubrimos a través de la revista Wired las desconcertantes imágenes de Nadege Meriau.
Lo que parece una postal espacial de una película de serie B es en realidad una calabaza. Espuma convertida en una especie de gruta helada. ¿Una instantánea recién salida de un microscopio? No, simplemente miga de pan.
Auténtica cocina molecular en versión fotográfica.