Guía de supervivencia para las comidas navideñas: alternativas para no arruinarse ni estresarse demasiado

Tiempo de celebración, de reunión familiar, de buenos deseos y propósitos… Para algunos la Navidad es todo eso pero también mucho estrés con los preparativos de las comidas y cenas familiares, el menú, la lista de la compra y los precios que se disparan.

En realidad, es ya parte de la tradición de cada año por estas fechas. ¿Qué sería de la Navidad sin estos temas de conversación y el correspondiente agobio? En cualquier caso, además de compartir unas cuantas recetas que funcionan muy bien para cualquiera de los festejos que se avecinan, hemos recopilado unos cuantos consejos para que no se nos atragante la Navidad.

Mejor un buen pollo que un mal cordero. En realidad es algo que debería servir para todo el año y para cualquier producto. ¿Quién ha dicho que hay que pagar una fortuna por un besugo o por un cabrito que costaba un 40% menos hace unas semanas?

La solución nunca será buscar una ganga de dudosa calidad y origen. Además, no nos engañemos: el consejo ese gastado de comprar en noviembre y congelar casi nadie lo hace. Falta menos de una semana y todavía no tenemos el menú seguro, así que cómo para planificar con tres meses de antelación.

Y quien dice pollo dice unas buenas piezas de cerdo ibérico -un solomillo, hojaldre y algo más nos puede dar un Wellington que será el hit de la noche- o una merluza asada que, con un poco de gracia, no tendrá nada que envidiar a ese rape soso o al dichoso besugo para el que hay que hipotecarse.

Te cambio marisco por conservas. Que sí, que lucen mucho unos percebes y unas almejas tamaño puño para empezar la comida. Pero el presupuesto no siempre da y hay alternativas que, entre otras cosas, no implican tener que estar el día 24 por la mañana peleándose en el mercado. ¿Por qué no un aperitivo a base de buenas conservas? Mejillones, navajas… las mejores que podamos permitirnos, buen pan y, puestos a jugar, un vermut, pueden dar un punto realmente diferente a la comida.

Menos es más, pero con guarnición. Todavía no hemos superado ese síndrome de posguerra de preparar demasiada comida. Aunque es verdad que los restos pueden ir desfilando por la mesa los próximos días, mejor moderación y organización. Un aperitivo, un par de platos y un postre serán más que suficiente.

Una idea para convertir el plato principal en algo más: acompañarlo de varios platos con guarniciones variadas. Tanto si es carne como pescado, unas patatas al horno o en puré, alguna verdura salteada, algún cereal, ensalada para refrescar un poco el tema…  Sí, como en las películas, que alrededor del asado de turno hay un montón de pequeños platos.

Cuchara. Pocas cosas más económicas, ricas y agradecidas que una buena sopa o un consomé para empezar las comidas y cenas navideñas. Y que nadie tuerza el morro pensando que no es suficientemente glamuroso porque si se trata de ponerse finolis, una bullabesa o una minestrone te resuelven media comida, se pueden preparar con antelación y salen bien de precio. Vaya, un chollo.

Beber bien no es caro. A la hora de elegir las bebidas hay que aplicar el mismo sentido común que en la comida. Si guardas una botella con cariño para descorchar estos días, adelante. Aunque piensa si es el mejor momento para realmente disfrutarla o acabará en un segundo plano.

En cualquier caso y más allá de la lógica moderación a la hora de beber -y pensar en quienes no pueden o quieren beber- la oferta de cervezas artesanales o de temporada invita a hacerles un hueco en la mesa. Y si algo hay en este país son auténticos vinazos a precios de escándalo, así que no hace falta gastarse una fortuna para tener un buen vino en la mesa.

Buscar denominaciones de origen más desconocidas, apostar por el rosado -denostado, pero que pega bien con casi todo-, atreverse con algún generoso o no complicarse y resolver toda la comida con un buen cava son grandes ideas.

Y, por favor, una copas en condiciones para que, sea cual sea el vino, luzca un poco.

No te líes más de lo necesario. No suele ser la opción más económica pero sí una muy cómoda que no hay que olvidar: comprar comida -o algún plato- ya preparado. Algunos restaurantes ofrecen este servicio y nos pueden librar de tener que cocinar más de la cuenta para simplemente centrarnos en los aperitivos y algún detalle más. Nos gusta cocinar, cierto, pero tampoco se trata de pasarse las Navidades estresados.

7 COMENTARIOS

  1. Nos volvemos locos preparando comida para estas fiestas como si fuera el fin del mundo. Lo importante es compartir con los que amamos, y da lo mismo que sea alrededor de una langosta que comiendo un bocadillo.

  2. El menú de noche buena siempre es el mismo, fácil, cómodo y sano y todos encantados:

    Jamón con piña y melón
    Langostinos cocidos y tres tipos de salsas (mayonesa, alioli, crema de marisco)

    Mínima elaboración, se digiere de fábula y no te empapuzas

  3. Estoy con Lola y con Jasper Blue. Y a eso me sumo a la hora de comprar regalos a los adultos…que ya somos mayorcitos, por favor

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