¿Alguien sabe quién ha ganado ‘MasterChef Junior 7’?

La pregunta, de hecho, podría ir aún más allá: ¿Alguien sabe que se ha emitido la séptima edición de MasterChef Junior?

Sí señores, ha habido una séptima edición de MasterChef Junior y la ha ganado Lu, un portento de niña, no solo en la cocina. Y es una lástima porque, esta vez sí, el talento de algunos de los pequeños que han pasado por esta última edición del concurso ha sido de los de recordar. Así lo dejaban claro los miembros del jurado en la final: “Habéis marcado un techo de nivel muy alto”. Hasta el propio Martín Berasategui, invitado a la final, aseguraba que esta edición del concurso marcaría historia: “Sois las 2 mejores finalistas que he visto en 60 años”.

Y pese a todo, desde la cadena pública no se ha respetado un formato ideado en origen para la programación navideña. Así había sido hasta este año cuando, sin mucha lógica, lo han alargado hasta finales de enero, con su consabida bajada de audiencia y pérdida de interés por parte de los espectadores. Tan solo dos programas se emitieron durante los días de las fiestas navideñas, y hasta la gala de Reyes se emitió 4 días después del mismo día de Reyes, con el consiguiente ridículo de hablar de una cosa que ya quedaba lejana en el calendario.

Como decimos, una pena, porque esta edición contaba con niños que realmente dejaban al jurado con la boca abierta. En especial hay que destacar a Lu (11 años), la ganadora, y María (12 años), la otra duelista. Dos niñas que no solo han asombrado por su nivel culinario, su autoexigencia en los fogones y su capacidad de esfuerzo, sino también por los grandes valores que han transmitido a lo largo de todo el programa: compañerismo, generosidad, cariño y cuidado hacia los más pequeños del grupo, humildad para reconocer los errores y capacidad infinita para pedir perdón. La clase de valores que cabría exigir a los adultos y que, generalizando, claro, no encontramos nunca en las versiones adultas del talent show.

Ya desde el inicio del programa destacaron por encima de los demás tanto Lu y María, como Leo (12 años), otro de los finalistas que también ha dejado grandes momentos durante el programa, y no solo culinarios, como su espectacular arroz con teja negra y carpaccio de gamba roja o su excelente panacota, sino especialmente por lo mucho que tuvo que aguantar de Daniela (10 años), una niña que, la verdad, esperamos que mejore su carácter con los años porque el trato que le ha dado a su compañero Leo, entre los mayores hubiera sido calificado con palabras mayores.

Y qué decir del cuarto de los finalistas, Albert (10 años). Lo de Albert merecería directamente un artículo propio. Un niño que se presentaba diciendo que su programa favorito es Cine de Barrio, y sus películas preferidas las de Paco Martínez Soria. En el segundo programa tuvo sin duda su momento estelar al afirmar, sin ningún tipo de pudor -es lo que tienen los niños-: “Yo me quiero ir en la tercera semana, ni antes ni después. A veces aburre MasterChef. Verlo y hacerlo. Pensaba que hacerlo no me aburriría, pero sí”. Y Pepe no podía más que darle la razón: “Te entiendo perfectamente, Albert”.

Pues dicho y hecho: a la tercera semana se fue. Y con él el gran personaje de esta edición. El pelotilla, como él mismo se definía, y que robó el corazón del siempre serio Jordi, que encontró en Albert el compinche perfecto para poner de los nervios a Pepe. Pero vaya, que los productores del concurso tontos no son, y en el siguiente programa montaron la repesca y ¡oh, sorpresa!, Albert volvió a las cocinas. O más bien volvió al programa para poner el punto de humor, porque lo de cocinar a él, como que no le va demasiado. A él le va más lo de “hacer la pelotilla” y abrazar a todas las mujeres que han pasado por el programa, y especialmente a Samantha, a la que incluso le pidió matrimonio. Pero lo de cocinar, y especialmente lo de ayudar en las cocinas, pues eso, que no es lo suyo. Vamos, que a él lo que de verdad le gusta es comer, y eso no paró de hacerlo en todo el programa. Le hemos visto comer por encima de sus posibilidades, incluso cuando en las pruebas de exteriores sus compañeros sudaban para poder sacar el cocinado, él prefería pasearse, comer… El rey del programa, vamos.

De cocinar se han encargado otros tantos de los 16 niños de esta edición. Lu y María merecen capítulo aparte, pero es que Juan (10 años), por ejemplo, te dejaba con la boca abierta cuando ni siquiera era capaz de llegar bien a las cocinas. La entrega y el esfuerzo eran totales en todas y cada una de las pruebas. Y siempre con su mejor sonrisa. Hasta con Vega (8 años), cuyo carácter (por no llamarle mala leche) le llevaba por la calle de la amargura. Hasta le preparo un día una torrija para hacer las paces con ella a lo que Vega contestó, firme y rotunda “el gesto es bonito, pero nunca será mi best friend”.

Premio al momento más feo del programa

Pese a que MasterChef Junior es un programa blanco en esencia, tampoco se olvidan de dejar claro a los niños -y a los espectadores- que estamos ante un concurso. Y así, en las semifinales, se produjo el momento más feo de toda la edición: hacer elegir a Lu y Leo quién de los dos se salvaba y pasaba directamente a la final. La cara de la pobre Lu era un poema ante los ruegos de Leo para ser él quien subiera a la galería. Y Lu, una vez más, hizo honor a su formidable carácter, cediéndole ese privilegio a Leo y enfrentándose ella misma a la posibilidad de ser expulsada y quedarse a las puertas de la final. Él le rogó y ella no dudó en cederle el pase a la final, pese a que luego, la pobre, se lamentaba ante la cámara: “Ni siquiera me ha preguntado si yo quería salvarme”. Por suerte, su buen cocinado, reflejado en unos excelentes cupcakes, la llevaron directa a la final, para finalmente alzarse como la gran ganadora de esta edición.

El jurado, más protagonista que nunca

Además de los habituales disfraces con que el jurado nos deleita en cada una de las ediciones de MasterChef Junior, en esta ocasión han sorprendido a la audiencia trayendo a la final del programa a sus propios familiares como comensales. La madre y los hijos de Samantha, con Roscón como protagonista absoluto; la mujer y los hijos de Pepe; y la madre y las hermanas de Jordi.

Pero la gran sorpresa fue la aparición estelar de Rebecca, la novia de Jordi, a quien Samantha quiso sorprender con su presencia. “¿Qué haces aquí, amor?”, le decía un tierno Jordi, mientras la besaba. ¡Qué bonito momento! Especialmente si tenemos en cuenta que en la prueba anterior había sido Tamara Falcó la protagonista invitada, incrementando el morbo que se produjo después de su paso por MasterChef Celebrity. Quién sabe, quizá Rebecca quiso dejar claro a todo el mundo que aquí la que se lleva a Jordi al supermercado, es ella y nadie más que ella.

Pero si tenemos que quedarnos con una imagen del programa, un momento estelar con permiso de los niños, ahí no tenemos ninguna duda: Pepe intentando montar en burro. Le damos las gracias por las risas porque aún nos duran al recordar el momento. Si no habéis seguido esta edición del concurso, seguramente ya no tenga mucho sentido que la veáis, pero os recomendamos buscar este momento estelar de Pepe. Otro más que lo convierten en nuestro juez preferido por méritos propios. ¡Gracias Pepe!

1 COMENTARIO

  1. Artículo muy detallado de lo que fue uno de los mejores programas de la edición de Master Chef sin lugar a dudas. Para mi, una de las claves del programa está en su imagen corporativa que continuamente transmiten al espectador.

    El continuo uso y cambio de colores de los delantales, junto con el logotipo de Master Chef, transmiten una profesionalidad que hace que en vez de estar viendo a niños cocinando te de la sensación de que estés observando a auténticos chefs profesionales.

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