Las penúltimas novedades de Realfood han servido para recordar algo que parece evidente y lógico pero que, al parecer, todavía no está claro: hay ciertos productos que ni son ni se espera que sean saludables. Y pretender convertirlos en algo que no son es una pésima idea aunque, por lo visto, un buen negocio.
Una estrategia que, en realidad, no es nueva. Pretender hacer pasar por sanos alimentos que no lo son es una de las trampas más recurrentes de la industria alimentaria. Basta con reformular, hacer alguna trampa, un par de pegatinas bien grandes diciendo algo de los azúcares o la grasa y listo. El donut o croisant de turno de repente ya es saludable.
Hacerlo de forma más o menos elegante o sutil es lo que suele marcar la diferencia. Carlos Ríos, por ejemplo, ha montado todo un movimiento alrededor de este marketing para arropar lo que, en realidad, ya existía y él criticaba.
Pero no volvamos con eso, porque hemos dado con un ejemplo que merece un lugar destacado en esto de echarle morro al tema del etiquetado y del naming: Mr. Sano. Con un par.
Por lo visto, nada impide usar este concepto como marca. Curioso porque, por ejemplo, alguien no puede llamarse Navarra para vender espárragos que vienen de China y jugar al despiste. Se podía y se hizo más o menos, pero la legislación ya ha corregido por lo visto ese detalle.
El caso es que los buenos de Mr. Sano venden donuts de chocolate, pero sanos. Al menos eso es lo que pretenden hacer creer con su marca y con lo que cuentan, que se podría resumir perfectamente con un clamoroso todo mal.
Sin leche, sin gluten, abanderan. Perfecto para personas que no puedan tomar lácteos (o no quieran) y gluten, pero insinuar que algo sin leche y gluten es más sano es ridículo. Bien eso de que tenga auténtico chocolate y bostezo con lo de las grasas.
Seguimos leyendo y la cosa empeora. «Ideal para desayunos y meriendas», aseguran. Por supuesto, también para los más pequeños, dice esta marca propiedad de MARÍA DIET S.L. Se trata, según ellos mismos explican, de «una de las principales empresas europeas de alimentación ecológica y complementos alimenticios», y que desde 1997 investigan por mejorar la salud. Suponemos que con cosas como esta rosquilla.
¿Pero esto es legal? Suponemos que sí, aunque es imposible no hacerse esta y muchas otras preguntas al toparse con desmanes de este tipo en el lineal del supermercado. Y, de paso, volver a recordar que lo que nos parece lamentable en otras marcas, también lo es si lleva el sello «realfooder«.