Por supuesto que hay alimentos buenos y malos. Y si has dirigido ‘Coca Cola’ seguro que lo sabes, Marcos de Quinto

Todos lo hemos escuchado alguna vez: la clave es comer un poco de todo. Aunque los nutricionistas han explicado decenas de veces que esa afirmación carece de lógica y puede utilizarse para justificar ideas poco saludables (como un poco de Donettes y un poco de garbanzos y listo) sigue siendo una idea muy extendida.

También entre una clase política que no duda en usar un tema tan serio como la alimentación para atacar a otros partidos y barrer para casa. El penúltimo ejemplo lo vimos hace unos días cuando el diputado Marcos de Quinto (Ciudadanos) demostró estar bastante perdido en esto de la nutrición con un tuit de esos que se pueden enmarcar.

“No hay alimentos buenos o malos (de serlo, deberían estar prohibidos) sino dietas adecuadas o no. La definición ‘comida basura’ no es nada científica, y suele responder más a ciertos prejuicios ideológicos”, escribía.

Un comentario que viene a raíz de las aparentes intenciones del nuevo Gobierno y Ministerio de Consumo de meter mano en este tema. Ninguna sorpresa por otra parte, porque en el programa electoral de Unidas Podemos (al frente de esta nueva cartera) ya se especificaba claramente la intención de «revisar la fiscalidad de los alimentos ultraprocesados o ricos en grasas y azúcares».

¿Un despiste del diputado de Ciudadanos que ha tirado de esto para atacar al Gobierno como podría haber elegido cualquier otro tema? Podría colar e incluso podríamos pensar que un político no tiene porqué ser un experto en alimentación. ¿Entonces para qué opina?, apuntarán con razón algunos.

Cierto, pero no es el caso. Y es que, por si alguien no lo recuerda, Marcos de Quinto fue el máximo responsable de Coca Cola España antes de comenzar su carrera política en Ciudadanos. Vaya, que cabe suponer que algo sabrá de alimentación, azúcar, ultraprocesados y de alimentos buenos y malos.

Porque más allá del dardo liberal de turno de quienes, por lo visto, prefieren que el Estado no diga a la industria alimentaria lo que puede o no hacer, el mensaje de De Quinto es una auténtica estupidez.

Por supuesto que hay alimentos buenos y malos, como el sabrá perfectamente. Es más, seguro que sobre la mesa de su despacho circularon en su momento estudios sobre los efectos de las bebidas azucaradas en los más pequeños, su relación con enfermedades como la diabetes y el impacto sobre la sanidad pública. ¿Verdad que sí, Marcos?

De hecho, la Coca Cola es el ejemplo perfecto de producto malo. Como la bollería industrial y muchos de los ultraprocesados. Las legumbres, las frutas o las verduras son ejemplos de alimentos buenos. Lo sabe un crío de Primaria, así que tampoco es mucho pedir que nuestros políticos lo sepan.

Si fueran malos habría que prohibirlos, dice. En realidad es mucho más sencillo. Subir los impuestos -como en el caso del tabaco- puede cumplir una doble función de compensar el gasto que supone para la Seguridad Social y penalizar su consumo. Vaya, que no puede ser que una Coca Cola -por seguir con el mismo ejemplo- pague los mismos impuestos que una manzana.

Y tampoco hace falta prohibirlos. Basta con informar bien a la gente -justo lo contrario de lo que él está haciendo- para que sean conscientes de que están comiendo algo bueno o malo. Y, por supuesto, controlar a la industria para que no siga colando publicidad de ultraprocesados para niños, insinuando que un poco de alcohol es bueno o que una Pantera Rosa y una Coca Cola son parte de una dieta equilibrada.

De eso va todo esto y él lo sabe mejor que nadie.

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