Bastaba ver algunos de los programas de la última edición de MasterChef Celebrity en los que aparecía Verónica Forqué para entender que algo pasaba. Acostumbrados a personajes que están allí precisamente por ser peculiares y dar juego ante la cámara, era bastante evidente que aquí era algo más.
No es la típica reflexión fácil a posteriori que llega tras conocer su suicidio. Lo escribía nuestra compañera Conchi Roque -que es quien ve y sigue el programa- hace pocas semanas, señalando el caso de Forqué como una de las grandes sombras de esta edición del programa. Copio literal:
«Pero más allá de su comportamiento -más parecido al de una persona con serios problemas de desequilibrio emocional-, lo que nos ha sorprendido más aún ha sido la postura del programa ante lo que claramente era un problema bastante más grave que el de una celebrity excéntrica.
Y es que desde el programa se ha incentivado precisamente ese comportamiento, echando incluso más leña al fuego en momentos de tensión evidente con el resto de sus compañeros, e incluso llegando a rozar esa fina línea entre el divertimento colectivo y el reírse a costa de una persona con problemas evidentes».
Podría estar escrito ahora mismo, tras conocerse la trágica noticia, pero es del pasado 30 de noviembre. Y no es cuestión de ser muy listos o tener un máster en psicología televisiva, es que era evidente que no estaba bien.
Si cualquier espectador podía detectar aquello, cómo demonios es posible que el equipo de casting del programa no lo viera. O no supiera pararlo a tiempo, acabar con el espectáculo en la pantalla e intentar buscar ayuda.
De hecho, ocurrió todo lo contrario. Se hizo todo lo posible para provocar, aprovechar y rentabilizar con minutos de pantalla lo que evidentemente era el comportamiento de una persona con problemas.
Es más, no olvidemos que el programa se grabó el pasado verano y que, a la hora de montar, hay margen más que suficiente -sobre todo en el caso de MasterChef Celebrity, donde prácticamente se graba todo de cada participante- para en el montaje poder arreglar lo que igual en el rodaje se descontroló.
Que haya cretinos en la redes sociales es algo sabido. Los comentarios que pueden leerse en las cuentas de Verónica Forqué así lo demuestran. Hoy todos son lloros, antes de ayer el cachondeo y los calificativos de loca para arriba eran la norma.
https://twitter.com/jositorudeboy/status/1470394365453422598?ref_src=twsrc%5Etfw%7Ctwcamp%5Etweetembed%7Ctwterm%5E1470394365453422598%7Ctwgr%5E%7Ctwcon%5Es1_&ref_url=https%3A%2F%2Fwww.20minutos.es%2Fnoticia%2F4924012%2F0%2Fdenuncian-las-criticas-e-insultos-que-sufria-veronica-forque-en-su-cuenta-de-instagram%2F
Pero lo que no es tolerable es que algo así pase en la tele. No se trata de buscar culpables, pero exigir a un programa de la televisión pública cierta responsabilidad no nos parece mucho pedir.
Ojalá la muerte de Verónica Forqué sirva para que el tema de la salud mental ocupe titulares en la agenda política. Y para que la próxima vez que alguien de un productora de televisión decida que todo vale y que el espectáculo es lo primero se le paren los pies. Sobre todo, insistimos, si es en una televisión pública.
Es muy fácil hablar después de que pasen las cosas… seguro que en este blog o en alguno del estilo han criticado su actitud y mal comportamiento en el concurso…no es cuestión de pedir responsabilidades a un programa o show de cocina sino a su entorno más cercano, familia o amigos que son los que tendrían más contacto diario con ella y de alguna manera podrían haberla ayudado por lo que estaba pasando… y está claro que haters imbéciles escondidos en las redes sociales con insultos y amenazas no ayudan para nada…eso sí que es denunciable…
Yo que soy muy seguidor de Masterchef, ya decía que está mujer no estaba bien.