Expertos en hacer y fotografiar hamburguesas hay muchos. Pero posiblemente nadie ha conseguido como Mathew Ramsey que resulte tan sencillo entender eso del food porn. ¿Qué es? Suponiendo que pueda traducirse, esas fotografías de comida que nos dejan con la boca abierta y los colmillos fuera. Pero mejor que intentar explicarlo es echar un vistazo a PornBurger, la web en la que Ramsey recopila sus recetas y fotografías de hamburguesas: una a la semana durante un año desde el invierno pasado.
Un santuario de la pornografía hamburguesil que se ha convertido en todo un referente para los adictos a este plato y al que, por cierto, es mejor no acercarse con hambre. Con él -que dejó su trabajo como productor de vídeo para dedicarse a la cocina– hemos hablado para descubrir sus mejores hamburguesas y, sobre todo, qué es eso de ser un food pornographer, como él mismo se define.
Tras ese sugerente nombre se esconde una auténtica profesión, nos cuenta por correo electrónico. A eso y a cocinar se dedica desde hace casi un año Ramsey, que ya prepara su primer libro. Por el tema no hace falta ni preguntar, claro.
«Las hamburguesas son como hacer el amor», asegura cuando le preguntamos por su opinión sobre las hamburguesas gourmet y las de las cadenas de comida rápida. «A veces apetece algo rápido y sucio, y otras veces prefieres tomarte tu tiempo con sofisticación y romanticismo«. Sexo y hamburguesas, una combinación perfecta para hablar de PornBurger.


No obstante, sus recetas siempre se decantan por esa opción más romántica o al menos sofisticada, aunque sin dejar de lado el componente un tanto guarrete -en el mejor sentido de la palabra- que tiene este bocadillo. Las hay para todos los gustos (también vegetarianos), ocasiones -quién no quiere una hamburguesa de cumpleaños con sus velas- e incluso nos hemos topado con una hamburguesa vasca -con rabo de toro y jamón ibérico, por cierto- en formato pintxo.


Elegir una no parece fácil. Y aunque recuerda que un caballero nunca debería confesar este tipo de cosas, de la larga lista, Mathew Ramsay escoge la Bill U Murray Me -hace poco explicaba en vídeo para National Geographic cómo la preparaba-, la Umilfy, que promete traducir al lenguaje de las hamburguesas el concepto de Umami, y la sugerente Lolita. «Las tres harían un trío estupendo», asegura.

¿Y la más extraña de todas? Esto parece más sencillo teniendo en cuenta que The liquid dieta es -atención- una hamburguesa líquida. Tiembla Ferran Adrià. Ramsay suma una más a la selección de rarezas: la My Bloody Valentine, que tiene como base un tartar con corazón de cordero, y asegura ser muy afrodisíaca.


Más allá de echarle imaginación al asunto, ¿qué es lo más importante a la hora de ponernos a hacer una hamburguesa? Ramsay lo tiene claro: la calidad de los ingredientes. Y la grasa. «Suena horrible -reconoce- pero es en la grasa donde está todo el sabor».
Pero no se trata sólo de la carne o el pan, sino de todos los elementos que componen la receta. «Trata cada ingrediente de la hamburguesa por igual y tu boca lo agradecerá», recomienda. «La clave -continúa- está en el equilibrio de todos esos componentes, de tal modo que el resultado final será tan potente como el más débil de los ingredientes». Parece que, además de sexo, esto de las hamburguesas también tiene su componente filosófico.

Pues lleva razón, yo cada vez que hago el amor o como hamburguesa después del placer me mancho los pantalones.
Interesante comparación….
http://areaestudiantis.com
Viendo estas fotos me han dado ganas de vomitar. Que asco. Puagggg.
para mi una hamburguesa es carnet picada de ternera, pan de trigo salsa de tomate, mostaza y cebolla, todo lo demás no es una hamburguesa por mucha foto y colorido que le haga, así que en esas foto no veo ninguna hamburguesa
que se nos va la olla con esto de tanto cocinero que se llama a si mismo chet a lo francés