Tortitas de jamón sin jamón, palomitas de mantequilla sin mantequilla y otras mentiras de la industria alimentaria

Hay que leer las etiquetas. Y es que, como nos recuerdan siempre los expertos en la materia, la verdad está en la letra pequeña, no en el nombre del producto ni en lo que aparezca bien grande en el envase.

La industria alimentaria, muy dada a poner en mayúscula y de colores lo que marcan desde el departamento de marketing, a veces se pasan un poco de frenada. Y ponen a sus productos un nombre que, digamos, no corresponde exactamente con la realidad.

¿Publicidad engañosa? Seguramente. Algunos lo conocen ya como los ingredientes homeopáticos, esos que están tan diluidos en la receta que es como si no estuvieran.

Y a raíz de este tema, la periodista Laura Caorsi lleva un tiempo proponiendo un divertido juego en su Twitter: adivinar el porcentaje de ingrediente real que tienen algunos productos que precisamente presumen de ese sabor en cuestión.

Por ejemplo, ¿cuánta mantequilla llevan unas populares palomitas de microondas que se identifican como «Mantequilla» dentro de su gama? Es verdad que no es fácil saber la cantidad exacta que necesita, pero la gracia del asunto es que, como nos temíamos, tiene exactamente un 0% de mantequilla.

Tal y como la propia marca detalle en su lista de ingredientes, la grasa que incorpora es aceite de palma y lo de la mantequilla es un simple aroma artificial. Pese a ello, la palabra mantequilla aparece bien grande y destacada en el producto, lo que invita a pensar que algo de mantequilla llevará.

La historia se repite con unas tortitas de cereales que incluyen entre sus diferentes variedades una de jamón. Tortitas de esas supuestamente para adelgazar o llevar una dieta sana y que, por cierto, anuncia o anunciaba un prestigioso chef español. Y estas no llevan cualquier jamón, ojo, sino jamón ibérico.

¿Cuánto? Pues la fría cantidad de 0%. Nada. Ni esos tacos que se quedan al final del jamón. Ni un mísero trocito de grasa o lo que salga de raspar el hueso. Absolutamente cero jamón porque, de nuevo, el sabor es cosa del aroma de turno.

Dejando a un lado el uso de una denominación como lo de jamón ibérico -en teoría a una marca de jamones que use esa palabra sin que el producto sea realmente ibérico le puede caer una buena-, llama la atención que en este pequeño engaño ni siquiera se molesten en incluir la palabra «sabor». Como para dar a entender a los más pesimistas que estas tortitas no han visto un cochino ibérico ni de lejos.

En cualquier caso, nos declaramos adictos a este juego de Laura Caorsi y esperamos impacientes siguientes entregas. Aunque mucho nos tememos que la respuesta será muy parecida.

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