Adentrarse en el mundo del buen café casero puede ser tan complejo y caro como queramos. Una sencilla moka, buen grano y un molinillo sencillo pueden ser más que suficientes para poder disfrutar de un café excelente, seguramente mejor que el que se sirve en muchas cafeterías del país.

A partir de ahí comienza un camino que los gustos y el presupuesto de cada uno acabarán modelando. Aunque las superautomáticas facilitan mucho la vida y las mañanas, los verdaderos apasionados que no solo quieren tomar buen café sino aprender, tienen en las máquinas expreso manuales su mejor elección.

Aquí la gama es inabarcable en marcas, funciones y precios. Hay modelos de apenas 100 euros y máquinas que cuestan varios miles de euros, compactas o que requieren una cocina de revista, con o sin molinillo integrado…

De Sage ya habíamos probado The Bambino, uno de los modelos más pequeños y sencillos de su gama de cafeteras y una gran puerta de entrada a este apasionante mundillo. Ahora subimos unos cuantos peldaños para trastear con The Barista Express Impress, un modelo más completo, complejo y que, además, integra molinillo.

Su precio se mueve entre los 700 y los 800 euros. Una cifra de esas que es mejor tener clara desde el principio, considerable para quienes piensen en una cafetera sencilla. Pero la verdad es que es de lo más razonable en esta gama teniendo en cuenta las prestaciones, los acabados y la marca.

Su tamaño es muy compacto para ser una expreso manual con molinillo, y las líneas siguen un diseño que es casi un clásico en esta gama de cafeteras y que, por cierto, se parece bastante al visto en otras marcas. El indicador de presión no solo es un detalle que le da un toque retro, sino que, rápidamente, se aprende que es de lo más útil para saber si estamos haciendo las cosas bien o no.

Dosis automática

¿Y qué tiene de especial esta cafetera? La clave está en un par de funciones pensadas para facilitar la vida a los baristas con ganas de aprender, pero que aceptan encantados algo de ayuda.

En la larga lista de variables que pueden determinar que el resultado sea un buen café, uno normal o un desastre, la dosis y el compactado son clave. Y son también de las más complejas para quienes nos asomamos con interés al tema.

The Barista Expresss Impress resuelve ambas de forma sencilla. Un botón se ocupa de moler la dosis necesaria según usemos una canasta simple o doble en el portafiltros. Otra singularidad: el tamper -ese aparato que sirve para compactar el café- está integrado y, gracias a una manivela, es muy fácil de usar.

En el vídeo se entiende fácilmente, pero, por resumirlo, basta con apretar el botón, accionar la palanca lateral, y un indicador nos dirá si la dosis de café es la adecuada, corta -habría que pulsar otra vez- o nos hemos pasado. En este último caso, un accesorio incluido permite quitar parte del café ya molido.

La dosis varía según el grano y el molido, pero hemos podido comprobar que la máquina va ajustando muy bien, y si en una primera tanda se pasa o queda corto, a la siguiente lo clava a la primera. Al menos hasta que cambiemos de grano, claro.

Por supuesto, también nos podemos saltar esa parte, activar el modo manual y regular nosotros mismos la dosis de café. Tampoco hay una ley que impida usar un tamper manual o todos los artilugios y accesorios que algunos baristas emplean para esta función.

Temperatura

Con estos sistemas de ayuda es fácil que hayamos hecho todo bien, así que solo falta colocar el portafiltros en posición, apretar el botón de extracción y fijarnos en la aguja del indicador de presión para comprobar que estamos obteniendo la adecuada para conseguir un buen expreso.

De hecho, visualmente también es fácil de ver. Basta con fijarse en cómo fluye el café para saber si lo estamos haciendo bien, y el líquido -siempre se usa el mismo ejemplo- recuerda a miel caliente fluyendo y crea una capa de crema en la superficie. Si el café sale muy rápido o a gotas, o si no conseguimos la presión necesaria, lo más probable es que el molido no sea el adecuado Bastará jugar con ese parámetro para solucionarlo.

Como siempre, hay algo de prueba y error en una máquina de este tipo, y algún café acabará en la fregadera. La curva de aprendizaje la marcaremos con el nivel de exigencia y perfeccionamiento que queramos conseguir, pero la verdad es que obtener una taza de café muy rico es relativamente sencillo con esta cafetera de Sage.

¿Detalles a mejorar? Los primeros días notábamos que el café salía a una temperatura muy justa. Una rápida búsqueda entre usuarios nos confirmó que no éramos los únicos y que es recomendable poner en marcha la máquina unos minutos antes de preparar el primer café.

Es verdad que si tenemos prisa, igual que en The Bambino, la temperatura correcta del agua se consigue en segundos, pero en este caso parece que todo el grupo funciona mejor dejándole cierto margen para, de paso, calentar un poco las tazas en la zona superior.

El espumador de leche destaca por una potencia que puede llegar a ser excesiva, sobre todo si también somos un poco novatos en esto de manejar la jarra de la leche.

La posición del mando, un tanto escondida en el lateral, es algo problemática si tenemos la cafetera situada junto a una pared. Además, se agradecería una opción de puesta en marcha y calentamiento -hay unos segundos de espera donde expulsa algo de agua- y una segunda posición para espumar, en vez de un único modo que obliga a estar pendientes con la jarra para insertarla en cuanto esté listo el sistema.

Efectivamente, son detalles menores de un equipo excelente que hará las delicias de cualquier aficionado al café en casa. Como siempre, con una expreso manual, eso sí, hay que tener claro que aquí se viene a jugar. No es tan rápida ni cómoda como una superautomática -o una de cápsulas, evidentemente-, ni lo pretende. Aquí la ceremonia de preparación del café es parte del encanto y de la razón de ser de estas máquinas.

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