Lo mejor y lo peor de una cafetera expreso manual: probamos ‘The Bambino’ de ‘Sage’

La meta es conseguir preparar en casa una buena taza de café. Los caminos para llegar hasta allí son muy variados, e incluso partiendo de un buen café -sin eso todo lo demás da un poco igual- también hay que valorar cuánto nos queremos complicar.

¿Se trata solo de tener un café en condiciones lo más rápido posible o la historia va del ritual, de disfrutar mientras se va aprendiendo y de convertir el café en una pasión?

Si estamos en esa casilla, una cafetera espresso manual es posiblemente lo que estamos buscando. Trastear con una superautomática de gama alta nos animó a probar también este segmento de cafeteras manuales, bastante más compactas y económicas pero que, como hemos podido comprobar, requieren algo más de esfuerzo por parte del usuario.

Así que durante unas semanas hemos tenido en casa la nueva The Bambino de Sage Appliances. No pretende ser esto un review técnico que hable de bares, de la temperatura continua del agua durante la extracción o de la calidad de las perforaciones del recipiente para el café.

Pero probar esta cafetera nos ha hecho investigar sobre todo eso. Y engancharnos a los vídeos de James Hoffmann. Y descubrir que existe un inabarcable universo de detalles y cuestiones alrededor del café en general -eso ya lo sabíamos- y de este tipo de cafeteras en particular. 

Así que se trata solo de compartir algunos detalles de nuestra experiencia con esta pequeña y coqueta cafetera que muchos califican como la puerta de entrada a las cafeteras espresso serias. Sage es una firma muy bien considerada en este terreno, y desde mediados del año pasado está presente en España.

Mucho más que apretar un botón

Cuesta unos 350 euros, y aunque es verdad que es más que muchas espresso manuales y se acerca a algunas superautomáticas sencillas, los resultados que ofrece nos acercan a un café de cierto nivel. Vaya, que los baristas que saben del asunto nos mirarán con cierto respeto si nos presentamos como unos aficionados con una Bambino en casa.

En realidad su manejo no tiene ningún misterio, aunque conseguir un café a nuestro gusto va a requerir cierta dedicación y cariño. Aquí no se trata de apretar un botón y esperar, sino que todo dependerá de otras variables.

La teoría es más o menos sencilla: café molido para espresso en el cestillo del café. Unos 20 gramos. Presionamos con fuerza, pero no mucha, con el accesorio incluido. Lo insertamos, pulsamos el botón de espresso doble y listo. 

En realidad no. Porque la finura del molido, la cantidad de café, su frescura o la presión aplicada tendrán un impacto directo en la taza. Y, sobre todo, dependerá de nuestra precisión y maña que el café sea siempre igual o vaya cambiando.

¿Recién molido?

La cafetera incluye cuatro filtros que se insertan en el portafiltros, dos para expreso sencillo y otros dos para el doble. En cada grupo se incluye uno normal y otro con menos agujeros que ayuda a aumentar la presión en la extracción y que se recomienda para cafés que no son recién tostados y molidos.

Lo que para los novatos como nosotros puede parecer un detalle menor, podía dar para un master completo entre expertos. Lo más interesante es que estos accesorios nos recuerdan que una cafetera de este tipo no tiene mucho sentido sin un molinillo a mano o un suministro más o menos recurrente de café tostado y molido fresco. En nuestro caso probamos con los estupendos cafés de Hola Coffe, tostadores de café en Madrid que envían desde allí a todo el país.

¿Sirve un molinillo normal y corriente? Claro. Pero, de nuevo, basta investigar un poco para descubrir que lo habitual es que un molinillo de cierto nivel que permite seleccionar el grosor cueste más que la propia cafetera. De ahí que una de las preguntas que más nos hemos hecho tras probar esta Bambino es si no merece la pena pagar más por algún modelo de la serie que incluye molinillo.

Es verdad que el presupuesto se dispara en el catálogo oficial de la marca, pero buscando un poco se pueden encontrar productos de la misma marca con estas características por unos 550 euros. Es dinero, pero puestos a darnos el capricho…

La espuma de leche perfecta

Aunque hemos echado de menos el molinillo, hay dos cosas que nos han encantado de esta cafetera. Tres en realidad, porque una vez que se le va cogiendo el punto se puede conseguir un café excepcional.

La primera es la velocidad de su sistema de calentamiento, que en apenas unos segundos -oficialmente tres- está listo para empezar a preparar un expreso. La segunda es el espumador de leche, con una potencia que permite conseguir unos resultados muy buenos incluso sin ser grandes expertos en la materia. Porque sí, lo de espumar leche también es un curso aparte.

Interesante también que el depósito de agua incorpore un filtro propio, que será de gran ayuda en ciudades donde el agua del grifo es muy mala si no queremos recurrir a agua embotellada. Es verdad que es un consumible más que necesita recambios tras unos meses, pero si estamos jugando a baristas hay que hacerlo bien y el agua es una pieza clave.

Para quién sí y para quién no

Aunque hemos disfrutado mucho con esta Bambino, es importante tener claro lo que se está comprando y para qué son este tipo de cafeteras. Si estamos pensando en cafés largos, rápidos, sencillos y de desayuno, no es esto lo que necesitamos. Una superautomática, una de goteo o la italiana de toda la vida son la respuesta.

Sin embargo, para quienes quieran subir un peldaño cafetero, dedicarle tiempo y cariño al asunto y pelearse con todos los detalles de un buen espresso, esta es una herramienta excelente. Y a un precio más que competitivo en un segmento donde las máquinas de cierto nivel enseguida suben mucho de precio.

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