Los alimentos sin gluten están de moda. Puede sonar absurdo, pero es cierto. Da igual que los nutricionistas insistan en recordar que comer sin gluten no es más sano, porque hay un montón de gente que, sin ser celiacos, están convencidos de que eliminar de su dieta el trigo es una gran idea. Y de empresas dispuestas a sacar tajada del asunto, claro.
La parte buena de esta moda es que quienes padecen celiaquía han visto como en los últimos años aumentaba la oferta y se moderaban los precios. A cambio, eso sí, se ha vuelto algo común pasear por el supermercado y encontrarse con productos que presumen de ser sin gluten cuando ni lo tenían antes ni sería lógico que lo tuvieran.
Así que si ahora hay sardinas sin gluten -en efecto, las sardinas nunca lo han tenido- por qué no puede haber arte libre de esos malvados cereales y derivados. Precisamente eso es lo que se han propuesto en Gluten Free Museum (museo sin gluten), una galería por ahora sólo virtual que revisa algunos clásicos de la pintura, la fotografía y el cine para dejarlos libres de todo rastro de gluten.
A medio camino entre la aparente crítica a esa histeria anti-gluten y el simple cachondeo artístico, Arthur Coudet, autor de estas ingeniosas versiones, asegura que no hay ningún mensaje detrás de su proyecto.
Qué diría Dalí si viera que se ha eliminando el pan de sus cuadros, teniendo en cuenta la importancia que este producto tenía para el pintor, se preguntaban en Yorokobu al hablar de esta curiosa pinacoteca sin gluten y, claro, sin pan.
Nadie se libra de esta poderosa ‘goma de borrar gluten’ que lleva desde el pasado mes de abril exponiendo su arte en la red: escenas campestres de Pieter Brueghel, bodegones de Cézanne, los croissants convertidos en dedos de Picasso por Doisneau o escenas de Pulp Fiction -fuera esa hamburguesa- o de Gladiator. Ni siquiera los espaguetis de La Dama y el Vagabundo o el donut del jefe de policía Wiggum de Los Simpson sobreviven en este particular museo.
Que comer sin gluten no es más sano ya lo sabíamos. También que sigue siendo más caro y más complicado a la hora de hacer la lista de la compra o preparar algunas recetas. Pero lo que hasta ahora no sabíamos es que el arte sin gluten también pierde bastante.