Si nos resistimos a dar por finiquitado el verano o, sencillamente, la idea es convertir cualquier fin de semana en unas pequeñas vacaciones combinando naturaleza con gastronomía y algo diferente, tenemos un buen plan: este camping.
¿Un camping? Sí, posiblemente no es lo primero en lo que uno piensa al hablar de gastronomía o de comodidad, pero es que los campings han cambiado mucho. Al menos algunos que, como Playa Montroig -nos cuentan sus responsables-, lleva décadas apostando por unos estándares europeos de calidad y servicios.
Camping de lujo, camping europeo o glamping (por aquello de camping con glamour). El nombre es lo de menos, porque estamos hablando no solo de uno de los campings más grandes de Europa -por extensión, que no por plazas, esa es la clave-, sino que además siempre figura en el ranking de los mejores del continente.
Localizado en la costa de Tarragona, cuenta con diferentes piscinas -incluido un parque acuático para los más pequeños-, un kilómetro de playa, fitness center, campos de futbol, pistas de tenis, centro comercial, 1.000 parcelas y 300 bungalows con capacidad total para 5.000 personas.
Cifras realmente impresionantes pero que las más de 200 personas que trabajan allí se encargan de hacer compatibles con una atención de primera, instalaciones en perfecto mantenimiento y, en definitiva, el ambiente de un camping europeo con el equipamiento y el espacio que cualquier hotel soñaría.
Veterano en esta clásica zona de camping, Playa Montroig fue también pionero en la defensa de un campismo de primer nivel, tanto si la idea es recurrir a la clásica tienda de campaña, aparcar la caravana o disfrutar los cómodos y perfectamente equipados bungalows.
Pese a la tendencia generaliza de sustituir plazas de camping por bungalows, aquí las primeras siguen siendo mayoría. Se trata de mantener el espíritu del campismo de siempre, nos cuentan mientras paseamos delante de sencillas tiendas de campaña y de caravanas que cuestan más que un piso en Barcelona. Y no, no es una manera de hablar.
La apuesta por una oferta gastronómica amplia y de calidad es otro de los pilares de este camping. Algo que se traduce en nada menos que 2 restaurantes, 9 bares, una panadería-croissanteria e incluso una foodtruck.
El desayuno, algo rápido para picar, una pizza para llevar o una cena con carta y vino quedan así cubiertos con esta gama de locales. Terrassa y Espai Grill, los dos restaurante, ofrecen una propuesta mediterránea en la que carnes y pescados a la brasa y los arroces son protagonistas.
Por cierto, una grata sorpresa: los precios, muy bien ajustados tanto en los restaurantes y bares como en el enorme supermercado, tan bien surtido como cualquiera de barrio.