Tempura de helado

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Hace unos días nos colamos en las clases de cocina que organiza el restaurante El Racó de Can Feliu (Vilassar de Dalt, Barcelona). No se trata del típico curso con delantal y mangas remangadas, sino más bien de una cena en la que Cristina -la chef del restaurante- prepara y explica la elaboración de los platos (showcooking, que dirían los cursis) y en la que los comensales pueden participar y practicar si se animan. Todo ello en la estupenda terraza de esta masía del siglo XIX, a unos 20 kilómetros de Barcelona.

Durante la última sesión, dedicada a la cocina oriental, aprendimos a elaborar un postre al que le teníamos ganas desde hace tiempo pero que nunca nos habíamos atrevido a preparar en casa: tempura de helado. Exacto, helado rebozado si nos ponemos en plan coloquial. El nombre ya deja claro que no hay ningún misterio en esta receta, pero sí hace falta algo de previsión y algún que otro truco para que salga en condiciones.

Así que con el permiso de Cristina y de Xavi -sommelier de Can Feliu- les cogemos prestada esta receta a ver quién se anima a prepararla en casa este verano. El éxito y las palmaditas de admiración de los invitados están aseguradas.

Ingredientes (para 4 personas)

  • 4 bolas de helado
  • Galleta triturada
  • 100 gr. harina
  • 200 gr. Maizena
  • Agua con gas
  • 1 yema de huevo
  • Hielos
  • Aceite de girasol
  • Azúcar glass

Preparación

El único misterio de la receta es conseguir unas bolas de helado suficientemente compactas y congeladas como para que podamos freírlas en tempura y el interior mantenga la textura y el frío. Por eso necesitaremos algo de previsión horaria para dejar el helado listo en el congelador durante 2 o 3 horas antes de pasar por la harina e ir a la sartén.

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Así que hacemos las bolas de helado, las pasamos por el polvo de galleta hasta dejarlas bien cubiertas y al congelador en un recipiente hermético para que no cojan olores. Pasado ese tiempo preparamos la tempura: harina, Maizena y agua con gas muy fría. Batimos y añadimos unos cubitos de hielo. Reservamos en la nevera hasta el último segundo.

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Vamos calentando el aceite de girasol y resctamos el helado del congelador. Lo pasamos por un poco de harina blanca -para que agarre la tempura- y después lo sumergimos en la masa de la tempura y a la sartén (aceite bien caliente) durante un par de minutos o, mejor dicho, hasta que vaya cogiendo tono dorado. Mejor freír de dos en dos para que no se enfríe el aceite.

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Y listo. Dejamos en un papel de cocina unos instantes para que suelte el aceite sobrantes y servimos. Opcionalmente podemos espolvorear un poco de azúcar glass o incluso un toque de canela por encima. Evidentemente la idea es ir de la sartén, al plato y a la mesa así que este es uno de esos postres que hay que preparar en el momento y que, por tanto, mejor evitar si ha venido a cenar mucha gente. Suerte con el experimento.

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