Están en temporada, a buen precio y además muy ricas. Pese a ello, hay mucha gente a la que las granadas le dan un poco de pereza porque pelarlas o, mejor dicho, desgranarlas para comerlas puede resultar un auténtico incordio. Aunque con un poco de paciencia la operación no tiene mayor misterio, en realidad hay un par de sencillos trucos que pueden agilizar bastante el proceso.
El primero de ellos es un poco bruto, pero realmente eficaz si de lo que se trata es de sacar todas las semillas de la forma más rápida posible. ¿Y limpia? Pues sí, aunque nos mancharemos un poco las manos.
Es tan sencillo como abrir la granada por la mitad, colocarnos en la palma de la mano cada una de esas mitades hacia abajo (el interior de la granada encima de nuestra mano) y golpear la superficie con una cuchara de palo o cualquier otra cosa que se nos ocurra. ¡Ojo con la puntería para no darnos en la mano! Con un poco de maña y ritmo, en unos segundos tendremos la granada vacía y el bol que hemos colocado debajo lleno.
Si la idea es mancharnos un poco menos o servir la granada entera en la mesa para que cada uno se organice como pueda, hay un sistema mucho más elegante y que da un resultado muy vistoso. En este caso, con un cuchillo se corta la parte superior de la fruta y se acaba de arrancar con la mano.
Con los granos ya a la vista, descubriremos -también se nota en la superficie de la granada- que se divide en 6 zonas. La idea es pasar el cuchillo por los nervios blancos que las delimitan, cortando la cáscara pero sin llegar a entrar con el cuchillo en la zona de las semillas. Dicho así puede sonar complicado, pero en el vídeo se ve perfectamente lo fácil que es.
Una vez marcadas y cortadas estas zonas, es tan sencillo como hacer un poco de fuerza con las manos desde el centro y separar todas las partes. Listo: la granada se abrirá y ya solo queda servirla así -o cortada del todo- para que cada uno vaya comiendo. Si la idea sigue siendo desgranarla, un par de toques con la cuchara de madera como en el método anterior y caerán sin problemas.
Ahora sí que ya no tienes excusa para atiborrarte a granadas este otoño. ¿Conoces algún truco más para abrirlas y comerlas? ¿Vosotros cómo lo hacéis en casa? Contádnoslo, como siempre, en los comentarios.