El goxismo ilustrado de Dabiz Muñoz aterrizaba en Barcelona en octubre de 2021. Aunque el servicio a domicilio de GoXO llevaba ya un año funcionando en la ciudad -en algunas zonas, en realidad-, no había un restaurante, solo una cocina desde la que se despachaban los pedidos.
Visto el éxito, aquella idea que surgió como un pop-up se convirtió en un restaurante de verdad y el hotel NH Collection Constanza decidió abrir GoXO, el primer y actualmente único restaurante de Muñoz fuera de Madrid.
Más de un año después de su apertura, hemos pasado por allí para ver qué tal sigue este local que durante meses acumuló colas imposibles. Sin posibilidad de reserva, hacerse con una mesa para probar entre luces de neones esta alta cocina con apariencia de fast food fue un auténtico reto para muchos. Quienes lo conseguían hablaban, en general, maravillas. Quienes pudimos probar la comida a domicilio, también.
Nos acercamos un día entre semana a mediodía. Los tonos oscuros y las luces parecen estar más pensadas para la noche que para un jueves cualquier a la hora de comer. Tampoco un elegante hotel de la Diagonal de Barcelona parece el lugar donde a priori montar un local que parece soñar con estar en un callejón de Hong Kong, pero el acuerdo entre el chef y la cadena hotelera ha creado esta alianza que, está claro, ha funcionado estupendamente.
Es pronto, no hay cola, pero el local se va llenando a buen ritmo. Se pide en barra, con la ayuda de un personal atento y eficiente. Las bebidas se recogen al momento; la comida, cuando toca el número, también en la barra. Mientras esperamos, la pregunta del millón.
¿Qué pasará cuando Dabiz Muñoz se lleve su DiverXO del NH Eurobuling a las afueras de Madrid? ¿Es el fin de la alianza con la cadena de hoteles y, en consecuencia, también de este GoXO?
Pese a los rumores que hace unos meses situaban al cocinero en el Hotel Arts de Barcelona -algo que finalmente no cuajó-, desde la cadena de hoteles nos aseguran que hay GoXO para rato en su NH Collection Constanza. Tomamos nota.
Los cócteles son la propuesta de maridaje de GoXO. Hay cuatro, a 12,50 euros cada uno. Correctos y bien pensados para acompañar la comida, quien espere una experiencia de alta coctelería, no la va a tener: están ya casi preparados, se rematan a última hora y se sirven en vaso ancho alto. Menos suerte tienen otras bebidas que, inexplicablemente, van en vaso de cartón. El guiño a los locales de comida rápida se entiende, pero, de verdad, no hace falta.
La comida lista espera en la bandeja. Toda a la vez, así que ojo con las temperaturas, aunque, por ejemplo, los caldos del cocido van por separado en una jarra metálica que mantiene bien el calor hasta que lo servimos. Probamos el perrito japo coreano (12 euros), el “Cocido Hong Kong-Madriz” (22 euros) y los “Udon a la carbonara Singapur” (22,50 euros).
La carta es corta, con 12 platos, patata fritas y cuatro opciones de postres. Por lo que hemos visto, apenas ha habido cambios respecto a la propuesta inicial de hace un año. El ticket medio, entre 25 y 30 euros, con platos que nos parecen una ganga teniendo en cuenta la calidad y cantidad. Una lasaña y una tarta de queso de la Pedroche son menos de 27 euros, y comen de sobra dos personas.
Las raciones son generosas y pensadas para compartir, excepto en el caso del perrito caliente. Y los platos están tan ricos como recordábamos de la versión a domicilio. El cocido es sensacional, la carbonara hará enfadar a italianos, pero está muy sabrosa con ese punto asiático que tanto gusta en la cocina de Muñoz. El perrito es lo que menos nos convence, con una salchicha tal vez demasiado de fast food en una ciudad con tantos buenos locales especializados en frankfurts.
Eso sí, hay que tener claro que esto no es un StreetXO ni mucho menos un DiverXO barato. De hecho, en su momento el chef insistió en que no era un restaurante, sino un local de comida rápida, y que la experiencia se asemejaba a eso, por mucho que todos los platos tengan una clara vuelta gastronómica y perfectamente podrían estar en un restaurante de nivel.