Café asiático

Asiatico

Por Iker Morán

Café, leche condensada, coñac, Licor 43, unos granos de café, canela y piel de limón. Así de sofisticado y potente es el denominada «Café asiático», una receta de Cartagena muy popular por aquella zona pero bastante desconocida fuera de esta localidad con siglos de historia a sus espaldas. Estamos hablando de Carthago Nova, de 200 años antes de Cristo y de una zona que se declaró cantón independiente y emitió su propia moneda durante la I República, así que pocas bromas.

El caso es que, en una reciente visita por allí, además de probar algunas especialidades de la cocina cartagenera -ya os contaremos- también descubrimos el famoso asiático. Poco recomendable para los que huyen del café muy dulce -nótese la proporción de leche condensada en la foto- o para quienes no son amigos del carajillo -doble en este caso-, la historia de esta bebida es de lo más curiosa. Tanto que incluso tiene su propia web y una tienda en la central Calle del Carmen de Cartagena, donde se pueden encontrar desde camisetas hasta las copas para prepararlo.

Y es que el vaso es un elemento básico, con un diseño que sirve como referencia para cada uno de los ingredientes de este café. Esta copa denominada Campana Fuerte -según nos contaron, recuerda de forma invertida a los elementos aislantes de cristal de los antiguos postes de luz- se producía  a principios del siglo XX en la Fábrica de Cristal de Santa Lucía. El grosor del cristal, aumentado en las últimas versiones, permite aguantar el calor del café junto al alcohol, puesto que en algunos lugares se vaporiza directamente en la copa para mezclar todos los ingredientes.

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¿Cuál es su origen? Aunque seguramente circularán diversas teorías y más de un supuesto padre, la que a nosotros nos contaron en varios bares coincide con la que parece ser la oficial: fue allá por 1940 cuando en el bar Pedrín de El Albujón, en Cartagena, alguien se animó a preparar este café que, por lo visto, ya tomaban los marineros desde hacía muchos años. Suponemos que sin tanta parafernalia, claro.

También -nos explica alguien que asegura tomarse cuatro de estos al día, aunque «suaves»- Licor 43 ha jugado bien sus cartas para convertir este café en una receta que incluye su bebida. Y es que, para quien no lo sepa -nosotros no lo sabíamos- la sede y fábrica de esta bebida también está en Cartagena. Todo encaja.

A quienes les parezca un poco empalagoso -aunque el limón cumple bien su cometido de aligerar un poco el conjunto- seguro que nadie se enfada si, ya de vuelta a casa, cometemos la herejía de modificar un poco la receta original, moderando la cantidad de leche condensada y añadiendo unos hielos para hacer la versión veraniega. Nos comentan que eso también está inventado, pero que por ahora no hay nombre.

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